
Essmar al descubierto: sin capacidad para atender emergencia sanitaria y deudas pasaron de $62 mil a $130 mil millones
Un debate en el Senado reveló que, lejos de mejorar, la empresa de servicios públicos de la capital del Magdalena hoy está más endeudada, con menos capacidad operativa y con la ciudad hundida en aguas residuales.
En la Comisión Quinta del Senado de la República, un debate de control político terminó destapando lo que muchos en Santa Marta sospechaban: la intervención del Gobierno nacional a la Essmar no solo fracasó, sino que profundizó la crisis del agua y el alcantarillado.
El propio agente interventor, Edwin Parada Cabrera, admitió las falencias técnicas y operativas de la entidad. La confesión sorprendió a los senadores, que escucharon cómo una ciudad de más de 700 mil habitantes sobrevive con apenas tres camiones vactor para atender un ya colapsado sistema de alcantarillado.
“Eso es de pueblo”, lanzó indignado el senador Marcos Daniel Pineda, comparando a Santa Marta con Montería y Sincelejo, que con menos población cuentan con hasta 17 de estos vehículos.
Cifras que no cuadran
La discusión se puso más álgida cuando el superintendente de Servicios Públicos, Elmer Durán, intentó justificar la intervención de 2021. Recordó que en ese año la empresa acumulaba un déficit de 62 mil millones de pesos y pasivos por 97 mil millones.
Pero la sorpresa fue mayor al conocer el panorama de 2025: los pasivos se dispararon y el déficit ya supera los 130 mil millones de pesos.
En el recinto, los senadores acusaron al superintendente de mentirle al país, pues en medio del debate insistió en que la deuda era “casi igual” a la de 2021.
“Cuatro años después, con seis interventores, la Essmar no solo no mejoró, sino que está en su peor momento”, cuestionó el senador Didier Lobo Chinchilla.
El drama de los barrios
El debate no se quedó en cifras. El senador Pineda relató que el barrio Bastidas permanece en protesta por el rebosamiento de aguas residuales, un problema que se repite en decenas de sectores de la ciudad.

“La cobertura de alcantarillado no llega ni al 50%. Y con tres camiones vactor, es imposible atender una emergencia de este tamaño. El comercio está desesperado y la gente vive en medio del hedor y la contaminación”, denunció.
“No hay tratamiento, es un vertimiento”
La senadora Isabel Cristina Zuleta puso el dedo en la llaga ambiental. Señaló que Santa Marta no cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales y que el emisario submarino no es una solución, sino un engaño.
“Eso no es un tratamiento, es un vertimiento directo al mar. Con eso seguimos contaminando nuestras playas y mintiéndole a la ciudadanía”, afirmó con dureza, advirtiendo que se requieren decisiones de fondo para frenar el daño ambiental.
El dinero que no resuelve nada
En medio del debate, se habló de la inversión de 31 mil millones de pesos que hará el Gobierno nacional a proyectos de alcantarillado en la Essmar. Sin embargo, los senadores advirtieron que esa inversión “no significa una mínima solución” a la crisis estructural que afecta la vida cotidiana de los samarios y pone en riesgo el turismo de la ciudad.
“Son pañitos de agua tibia”, concluyó Pineda, visiblemente molesto.

Una ciudad atrapada en la inoperancia
El balance tras la sesión es claro: después de cuatro años de intervención, la Essmar está peor que nunca. Más deuda, menos capacidad técnica, barrios inundados de aguas negras y un mar que recibe los desechos sin tratamiento.
Santa Marta, la ciudad que cumple 500 años de historia, enfrenta una crisis de servicios públicos que desnuda la incapacidad del Estado para resolver lo más básico: garantizar agua y saneamiento a sus habitantes.
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