
“Ese no es un deporte para mujeres”: la frase de Eduardo Dávila que indigna al fútbol femenino colombiano
El accionista mayoritario del Unión Magdalena arremetió contra la Liga femenina profesional con declaraciones misóginas que reavivan el machismo estructural en el fútbol colombiano.
En pleno siglo XXI, cuando el fútbol femenino lucha por consolidarse como disciplina profesional en Colombia, una frase volvió a encender la polémica: “Ese no es un deporte para mujeres”. La sentencia no vino de un aficionado cualquiera, sino de Eduardo Dávila Armenta, máximo accionista del Unión Magdalena, quien desató la indignación nacional con sus recientes declaraciones.
En entrevista con el portal La Pesada del Deporte, Dávila fue cuestionado sobre el posible regreso del equipo samario a la Liga femenina. Su respuesta fue tajante: “Mientras yo esté manejando esto, no”. Pero lo que parecía una postura administrativa se convirtió en un discurso abiertamente discriminatorio cuando agregó: “Yo no estoy de acuerdo con el fútbol femenino. Ese no es un deporte para mujeres. Que vayan a jugar tenis, que vayan a jugar voleibol, dominó, pero fútbol no”.
Las palabras del empresario, con pasado polémico en el fútbol colombiano, provocaron una ola de rechazo en redes sociales y en sectores defensores del deporte femenino, que consideran inadmisible que aún se mantengan estas posturas retrógradas en la dirigencia del fútbol profesional.
Aunque ante la Dimayor Dávila no figura oficialmente como dirigente del club —ese cargo lo ostenta Alberto Mario Garzón Wilches—, su poder e influencia en el Unión Magdalena es bien conocido. Bajo su sombra, el equipo nunca volvió a participar en la Liga femenina desde la salida de Eduardo Méndez en 2019.
Cabe recordar que el Unión Magdalena tuvo representación en las dos primeras ediciones del torneo, en 2017 y 2018. En su debut, el conjunto terminó cuarto en el grupo A, y un año después, con el venezolano Ómar Ramírez como técnico, clasificó a cuartos de final, donde cayó ante Bucaramanga. Desde entonces, el club le dio la espalda al fútbol femenino.
La declaración de Dávila no solo pone al descubierto una visión machista sobre el deporte, sino que revive una discusión estructural que ha frenado el desarrollo del fútbol femenino en Colombia. En 2019, el propio vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Álvaro González Alzate, intentó desmantelar la liga profesional, al considerar innecesarias las selecciones femeninas, en medio de denuncias por acoso y maltrato a las jugadoras.