Durante una desgarradora declaración pública, Juan Camilo López, padre de la pequeña Antonella, asesinada por su madre, narró entre lágrimas cómo vivió la relación con Silvana Torres y cómo su hija fue siempre el centro de su vida. “Ella lo hizo para hacerme daño a mí”, dijo con el alma rota.

La voz de Juan Camilo López no alcanza a sostenerse por mucho tiempo. Se quiebra, se corta, se ahoga entre silencios dolorosos y recuerdos que preferiría no revivir. Pero aún así habla. Porque necesita hacerlo. Porque contar su verdad es una forma de defender lo único que le queda de su hija Antonella: la memoria.

Por primera vez desde el crimen que estremeció a la opinión pública, Juan Camilo rompió el silencio y relató el drama que ha vivido desde el día en que se enteró de la muerte de la pequeña, presuntamente a manos de quien le dio la vida: su madre, Silvana Torres.

“No fue por locura, ni fue un accidente”, dice entre lágrimas. “Fue una venganza. Lo hizo para hacerme daño a mí”.

“Desde el primer día estuve ahí”

Juan Camilo conoció a Silvana hace poco más de dos años. Eran jóvenes, inexpertos, pero compartieron ilusiones. Cuando supo del embarazo, no dudó. Vendió su moto para ayudar con los gastos, organizó el baby shower, acompañó controles médicos. “No me importaba lo que viniera, yo quería estar con mi hija”, recuerda.

Pero tras el nacimiento de Antonella, las tensiones se hicieron cada vez más frecuentes. Intentaron formar un hogar, pero no funcionó. A pesar de eso, él siguió insistiendo en estar presente.

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“Lo aguanté todo por estar con mi hija. A veces tenía que rogar para verla. Me decían que no, que no era el momento, que ella no quería”, narra con impotencia. “Yo solo quería jugar con ella, abrazarla, que me dijera ‘papá’”.

El día más oscuro

La noticia lo tomó por sorpresa. Nadie está preparado para un golpe así. “Me llamaron, no entendía. Pensé que era un accidente. Nunca imaginé que…”, no termina la frase. No puede.

Silvana fue detenida como principal sospechosa del crimen. Las autoridades adelantan la investigación mientras el país entero sigue el caso con conmoción.

Juan Camilo, en medio del dolor, ha contado con el apoyo de la comunidad y el respaldo de la Alcaldía, especialmente en el área de salud mental.

“No siento rabia. Siento una tristeza que no se me va. Uno no está preparado para perder a un hijo, mucho menos de esta forma. Y duele más cuando sabes que no pudiste hacer nada para evitarlo”, dice.

Un pedido de justicia sin odio

Aunque su voz no expresa odio, sí está cargada de una súplica: que esto no quede en el olvido, que se haga justicia. “Yo no quiero venganza. Pero esto no puede repetirse. Hay muchas familias destruidas por esto. La de ella y la mía también”, lamenta.