
“Era la moto de mis sueños”: la última entrevista de Javier antes de morir en piques con otros dos jóvenes
Javier Alonso López, ingeniero de 31 años y padre de una niña de tres, apareció en un video donde mostraba con orgullo su Kawasaki Z800.
Javier Alonso López Julio apareció sonriente en un video difundido por el creador de contenido Yeison Guardo. Frente a la cámara habló de la motocicleta que tanto había esperado: una Kawasaki Z800. La restauró con sus propias manos e invirtió cerca de tres millones de pesos para dejarla a punto; en ella se mató junto a otros dos jóvenes que embistió.
“No la vendería porque es la moto de mis sueños desde hace 10 años”, declaró, dejando ver la emoción de haber cumplido un anhelo que lo acompañaba desde joven. En la misma entrevista reconoció que había alcanzado velocidades muy altas, una confesión que entonces sonó a entusiasmo de motociclista, pero que hoy, tras su muerte, retumba con un tono de advertencia.
Esa grabación, hecha semanas atrás, terminó siendo la última en la que Javier habló públicamente de su pasión por las motos.
La tragedia
La noche del jueves 2 de octubre, el ingeniero salió de su casa en el barrio Paseo Bolívar para rodar con un grupo de motociclistas, como solía hacerlo. En el sector de Las Ramblas, zona norte de Cartagena, ocurrió el accidente que acabó con su vida y la de dos jóvenes más: Ubiellys Patricia Giraldo Hoyos, de 24 años, y Andrés Felipe de Hoyos Leguizamón, de 28.

Vecinos de la zona aseguran que Las Ramblas se ha convertido en escenario de competencias ilegales o “piques” de motos de alto cilindraje, pese a los constantes llamados de las autoridades para erradicar esa práctica.
Un primo de Javier relató que él veía en esas rodadas un espacio de amistad y desconexión. “Le gustaba sentir el viento, compartir con los muchachos. Nunca pensamos que terminaría así”, dijo entre lágrimas.
Javier deja a su hija de tres años sin padre y a su familia con un vacío que ninguna explicación logra llenar.
Javier aseguraba estar orgulloso de su motocicleta, amaba la velocidad, era feliz. Lamentablemente retó al destino y no solo se llevó su vida, sino la de otros dos jóvenes que se le atravesaron en su camino en medio de una de sus corridas
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