La mujer de 65 años, entró a una clínica para que le extrajeran un riñón. Salió muerta. Su familia denuncia graves errores médicos y exige una investigación que no encubra lo ocurrido.

La cirugía era delicada, pero programada. Sixta Camargo Osorio ingresó al quirófano de la clínica Avidanti, en Santa Marta, con la esperanza de mejorar su salud. El procedimiento: una nefrectomía, la extracción de su riñón derecho. Horas después, su familia recibió una noticia devastadora: había muerto durante la intervención. Pero la muerte, aseguran, no fue un accidente ni una consecuencia inevitable. Fue el resultado de una cadena de errores médicos que —según la denuncia— incluyó la perforación de órganos vitales, demoras en la atención, y un manejo opaco y desordenado posterior al fallecimiento.

“Nos dijeron que cortaron la vena cava y que hubo daños en el colon. ¿Cómo es posible que ocurra todo eso en una cirugía de este tipo?”

Se preguntó uno de los hijos, visiblemente afectado. A eso se sumó —dice— una actitud evasiva por parte del personal médico y la clínica: tardaron en entregar la historia clínica, pusieron trabas para informar con claridad lo que pasó y el cuerpo fue entregado sin una explicación convincente.

La familia está convencida de que hubo negligencia, y que la muerte de Sixta no puede clasificarse simplemente como “natural”, como fue reportado inicialmente. “No fue una muerte natural. Fue una cadena de errores que le costó la vida a mi madre”, denunció su hijo durante una protesta improvisada frente a la clínica.

Más allá del dolor, el caso ha encendido alarmas en la comunidad samaria, que comienza a cuestionar no solo la calidad del servicio en el centro médico, sino la falta de control y seguimiento de este tipo de procedimientos en la ciudad.

“Hoy fue mi madre. Mañana puede ser la suya”, expresó con dureza uno de los familiares, mientras pedía apoyo económico para cubrir los gastos del sepelio.

El caso ya fue puesto en conocimiento de las autoridades, y la familia exige que no haya privilegios ni encubrimientos.

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Quieren que se investigue, que se aclare lo ocurrido en esa sala de cirugía, y que se responsabilice a quienes, por acción u omisión, acabaron con la vida de una mujer que confiaba en el sistema de salud.