Enfermera de 22 años muere tras inyectarse una sustancia letal en Santa Marta

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Los médicos del hospital Julio Méndez Barreneche confirmaron que la sustancia inyectada causó daños irreversibles. Familiares y compañeros expresan su dolor por la pérdida.

Carmen Vargas Carrillo, una joven enfermera de 22 años, murió tras inyectarse una sustancia que acabó con su vida.

La consternación no solo invadió a sus compañeros en la clínica Avidanti, donde trabajaba, sino también al personal médico del hospital Julio Méndez Barreneche que intentó, sin éxito, salvarla.

Un hallazgo devastador en su habitación

La tragedia comenzó cuando la hermana de Carmen, al ingresar a su habitación, la encontró inconsciente, canalizada y conectada a un suero intravenoso.

Inicialmente pensó que su hermana había administrado algún tratamiento para una dolencia desconocida, pero nunca imaginó que aquella escena ocultaba una decisión fatal.

De inmediato, la familia la trasladó al hospital, pero los médicos confirmaron que el daño causado por la sustancia era irreversible.

“Cuando llegó aquí ya no había nada que hacer. Nos informaron que la encontraron en su habitación en ese estado. A pesar de los esfuerzos, no pudimos hacer nada para revertir la situación”, señaló uno de los galenos que atendió el caso.

Una joven especial que ocultaba su dolor
Carmen Vargas Carrillo, conocida por su dedicación y empatía en el trabajo, era una figura querida en la clínica Avidanti.

Sus colegas la describen como una persona “alegre, especial y con una gran vocación de servicio”. Sin embargo, en las últimas semanas notaron algo distinto en ella.

“Se le veía pensativa, distante, como si estuviera lidiando con algo muy pesado, pero nunca pensamos que llegaría a tomar esta decisión”, relató un compañero.

La joven había demostrado siempre un gran compromiso con su profesión y un cariño genuino hacia sus pacientes. Por ello, la noticia de su muerte conmocionó profundamente al gremio médico de Santa Marta, especialmente al personal que compartió con ella largas jornadas de trabajo.

Mientras su familia y amigos intentan encontrar consuelo en medio del dolor, muchos en el gremio han comenzado a reflexionar sobre la necesidad de fortalecer los canales de apoyo emocional dentro de los entornos laborales, con la esperanza de evitar que otros tomen un camino similar.