El representante ciudadano dijo que la emergencia de agua se enfrentó con muchas deficiencias e irresponsabilidad.
Luis Miguel Moisés, veedor del tema de agua potable de Santa Marta, quien año tras año sigue de cerca las crisis de desabastecimiento que afectan a los habitantes, consideró que el manejo de la emergencia durante 2024 bajo la dirección de Jorge López fue equivocado y precario.
«A pesar de que hubo un déficit significativo en los niveles de los ríos que abastecen la ciudad, no fue tan grave como otros años, cuando había menos agua disponible de las fuentes y aún así se lograba abastecer de manera programática a los diferentes barrios», precisó Moisés.
El veedor criticó que durante todo el período de sequía no se estableciera un cronograma transparente y eficiente de distribución de agua, como lo hizo Bogotá, a pesar de ser la primera vez que esa ciudad enfrentaba una emergencia de este tipo.
«Nunca hubo claridad sobre los días en que llegaría el agua a las tuberías, ni hubo orden en la distribución del suministro por carrotanques, lo cual generó molestias y quejas de la ciudadanía, que estuvo hasta un mes sin recibir el preciado líquido mientras que otros sectores sí lo recibían periódicamente», señaló el vocero.
Mafia de carrotanques, la gran beneficiaria de la emergencia
Luis Miguel Moisés también denunció que una vez más operó una mafia de carrotanques que se apropiaba del escaso recurso hídrico disponible en las cuencas y lo vendía por 200 mil pesos con la complicidad de Essmar.
«Estamos recopilando pruebas para presentar una denuncia ante los organismos de control y la Fiscalía por la forma en que se comercializó este líquido vital durante esta crisis», enfatizó el veedor ciudadano.
Los líderes cívicos cuestionaron la labor de acompañamiento y vigilancia ejercida desde la alcaldía hacia la empresa de servicios públicos. Lo anterior debido a que, si bien se declaró la calamidad pública y se contrataron 36 carrotanques que se pusieron a disposición de Essmar, no se hizo un seguimiento riguroso de cómo se distribuyó el agua en estos vehículos a las comunidades.
«El plan de contingencia fue un fracaso, e incluso ahora que los niveles de los ríos han comenzado a aumentar, el suministro de agua sigue presentando las mismas deficiencias», expresó Moisés.