
Elecciones: voto en blanco lidera, Guerra toma la delantera, Noya se fortalece y Martínez sigue en la puja
El primer sondeo de intención de voto para las elecciones atípicas en el Magdalena revela que el 44,3 % de los ciudadanos aún no tiene claro a quién apoyar. Margarita Guerra (21,7 %), Rafael Noya (16,8 %) y Miguel “el Mono” Martínez (12,6 %) intentan romper la barrera del desencanto a menos de un mes de las urnas.
A menos de treinta días para que los magdalenenses vuelvan a las urnas, el panorama político sigue envuelto en la incertidumbre. La más reciente encuesta de Magdalena Líder no muestra a un candidato fuerte, sino un departamento indeciso, incrédulo y todavía sin encontrar una opción que despierte confianza.
El 44,3 % de los consultados respondió que no tiene definido su voto o que lo haría en blanco. Es, por amplio margen, el grupo más grande. Un reflejo del descontento general con la política y de la dificultad de los aspirantes para conectar con el ciudadano común.
En la disputa, la candidata de Fuerza Ciudadana, Margarita Guerra, lidera con 21,7 %, seguida por Rafael Noya de Cabemos Todos con 16,8 %, y Miguel “el Mono” Martínez, que llega al 12,6 % impulsado por su discurso contra la corrupción y su activismo digital.
La encuesta fue aplicada a 1.100 personas en todo el departamento, y sus resultados exponen un fenómeno que preocupa a todos los sectores: más del doble de los votantes potenciales no cree aún en ninguno de los proyectos que buscan reemplazar al destituido Rafael Martínez.
“El ciudadano no está viendo propuestas concretas ni liderazgos sólidos. Hay desconfianza en los políticos y en lo que representan”, explica un analista consultado en Santa Marta.
Así avanzan los candidatos
Mientras tanto, las campañas tratan de romper la apatía. Guerra intensificó sus recorridos en municipios y barrios, rodeada de su comitiva naranja. “Soy la única que puede garantizar la continuidad de las obras que ya están en marcha en el Magdalena”, repite en cada intervención, apostándole a mantener la base del caicedismo.

Noya, quien se separó de esa corriente, intenta capitalizar el voto del desencanto.
“Llegó el momento de acabar con la polarización. En este proyecto cabemos todos, sin odios ni divisiones”, afirmó, presentándose como un punto medio en medio de los extremos políticos.

Y desde las redes sociales, Miguel “el Mono” Martínez continúa su campaña de bajo costo, apelando a la indignación ciudadana.
“No tengo plata, pero tengo sueños. Soy la única opción distinta, la del pueblo”, dijo durante un recorrido reciente, señalando que su lucha es contra la corrupción y el abandono histórico del departamento.

El sondeo refleja que, más allá de los nombres, el principal reto de los aspirantes será convencer a una mayoría incrédula. Los 1.098.458 ciudadanos habilitados para votar parecen divididos entre la desconfianza y la resignación, mientras la fecha del 23 de noviembre se acerca rápidamente.
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Si nada cambia, el Magdalena podría enfrentar una elección marcada por el voto de castigo o la indiferencia. Una señal clara de que, en esta contienda, el enemigo a vencer no es otro candidato, sino la falta de fe en la política.
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