
El secreto que mató a Sandra García: llegó de Santa Marta a cerrar un negocio y terminó asesinada en Guacamayal
La mujer baleada en la terraza de una vivienda en la Zona Bananera fue identificada como Sandra García, de 43 años. Aunque no tenía antecedentes, las autoridades creen que estaba relacionada con un conflicto que arrastró desde Santa Marta. La hipótesis apunta a un ajuste de cuentas del Clan del Golfo.
En Guacamayal ya se sabe quién era la mujer que murió acribillada en una silla de plástico afuera de una vivienda del barrio El Carmen. Se llamaba Sandra García, tenía 43 años y había llegado desde el populoso barrio Pescaíto de Santa Marta. Se hospedaba desde el jueves en casa de una amiga.
Nadie más sabía de su presencia en el pueblo hasta que la mañana del lunes, mientras revisaba su celular en la terraza, fue ejecutada de varios disparos en la cabeza por dos sicarios en moto.
El crimen, aunque rápido y silencioso, dejó muchas preguntas. ¿Quién era ella? ¿Por qué estaba ahí? ¿Qué motivó un asesinato tan preciso?
Cerraba un “negocio” que nunca terminó
Con el paso de las horas, las autoridades lograron reconstruir parte del rompecabezas. La información preliminar señala que Sandra habría llegado a la zona a cerrar un negocio pendiente. Aunque no tenía antecedentes judiciales, su presencia en la Zona Bananera no fue casual.
Un investigador reveló bajo reserva que hay indicios de que su muerte estaría relacionada con un conflicto surgido en Santa Marta, el cual le habrían cobrado en Guacamayal. La hipótesis que cobra más fuerza es que el Clan del Golfo estaría detrás del ataque, como parte de una red de ajustes de cuentas que opera silenciosamente entre la capital del Magdalena y los municipios del norte del departamento. Tampoco se descarta que Sandra haya llegado a ese pueblo a esconderse de sus verdugos que finalmente la encontraron.
Una mujer sin antecedentes, pero con un pasado que investiga la Policía
Hasta ahora, el nombre de Sandra García no aparece vinculado a ninguna investigación penal. Era madre de una hija y vivía en Pescaíto, un barrio que ha sido históricamente golpeado por el microtráfico y las bandas criminales.
Sin embargo, los investigadores no descartan que, pese a no tener anotaciones judiciales, hubiese estado relacionada con actividades de intermediación o manejo de información sensible para grupos armados. Su asesinato, calculado y ejecutado sin margen de error, tiene el sello de una organización criminal estructurada.
“Fue un ataque directo, no hubo robo ni discusión. Sabían exactamente a quién buscaban y cómo actuar. Fue una ejecución”, aseguró un funcionario del CTI que participa en la investigación.
La clave está en el testimonio de su amiga
Una de las piezas más importantes para esclarecer lo ocurrido será el testimonio de la amiga que la hospedaba.
Su versión permitirá establecer qué hizo Sandra durante los días que estuvo en Guacamayal, con quién se reunió, qué mensajes recibió y, posiblemente, si sabía que su vida corría peligro.
El celular de la víctima también fue incautado y está siendo analizado por peritos, quienes buscan rastrear llamadas, chats y ubicaciones que puedan conducir a los responsables del crimen o dar contexto sobre el «negocio» que cerraría.
Tras el asesinato, la calle donde ocurrió el hecho quedó vacía por varias horas. Nadie quiere hablar. Algunos vecinos aseguran que vieron pasar la moto varias veces antes del ataque, como si los asesinos estuvieran verificando que su objetivo estuviera solo.
“Yo la vi sentada ahí desde temprano. No hablaba con nadie. De un momento a otro escuché los tiros, salí a mirar y ya estaba muerta”, relató un habitante del sector que pidió mantener su nombre en reserva.
¿Un crimen más del Clan del Golfo?
Las autoridades ya manejan el nombre de una célula del Clan del Golfo que opera entre Zona Bananera y Santa Marta, y que estaría detrás de varios homicidios selectivos. Se cree que este grupo actúa bajo órdenes directas para ejecutar castigos internos, venganzas o rupturas de acuerdos ilegales.
“Esto no fue un crimen pasional ni un error. La estaban esperando”, concluyó uno de los agentes que investiga el caso.
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