Varios concejales han coincidido en que los proyectos formulados por la Alcaldía no atenderán los problemas reales de la ciudad.
El alcalde Carlos Pinedo entregó oficialmente al concejo el documento del plan de desarrollo para los 500 años de Santa Marta, el cual será sometido a estudio y aprobación por parte de los miembros de la corporación.
En un primer análisis, algunos concejales como José Ordóñez y Miguel Martínez criticaron de manera vehemente la estructuración de esta ruta trazada por la alcaldía para trabajar en proyectos que permitan abordar los principales problemas de la ciudad y atender las necesidades de los ciudadanos.
Miguel Martínez fue especialmente crítico con el documento, asegurando que, tal como está formulado, es «una falta de respeto para la ciudad».
El concejal dijo que no puede creer que la alcaldía con tantos asesores y funcionarios con altos salarios y capacidad técnica haya elaborado “esta grosería”.
Martínez dijo que este plan de desarrollo de los 500 años parece diseñado para una pequeña población como la Chibolo u otro municipio del sur de Magdalena.
«Me llama mucho la atención todos los vacíos y la mediocridad con la que está elaborado este plan de desarrollo», expresó.
Martínez argumentó que el documento, con más de 10 mil palabras, muestra una falta de conocimiento y sentido de pertenencia con la ciudad.
Señaló la ausencia de menciones a grupos vulnerables como los indigentes, los mototaxistas, los habitantes de los cerros y los vendedores ambulantes, así como temas cruciales como el botadero de basura y la planta de tratamiento de aguas residuales.
Asimismo, Martínez criticó que el plan no esté acorde con el hecho de que la ciudad cumplirá 500 años. «No me van a contar cuentos de obras de 500 años, porque en un año no se hacen obras, y los 500 años son en 2025», afirmó.
Tanto Martínez como Ordóñez también expresaron su preocupación por apartes del documento que autorizan la enajenación de bienes fiscales sin especificar cuáles, así como la falta de detalles sobre la construcción de muelles turísticos, incluyendo su ubicación y tamaño, y la ausencia de diferenciación entre embarcaderos y muelles.
Ante estas deficiencias, ambos concejales coincidieron en votar en contra de la aprobación del plan de desarrollo a menos que se realicen modificaciones para ajustarlo a las necesidades reales de Santa Marta. «De mi parte no hay aprobación hasta que no me convenza y se atiendan las inquietudes que comparten los samarios», concluyó Martínez.