El patrullero que le dijo a su padre que no quería ir, y murió en el ataque con dron en Antioquia


El helicóptero en el que viajaba fue derribado con explosivos en Amalfi, Antioquia. Tenía 24 años y soñaba con servir al país, pero la violencia truncó su vida y dejó a su padre entre el dolor y la indignación.

El 21 de agosto fue un día trágico en Colombia. Un helicóptero de la Policía Nacional cayó en zona rural de Amalfi, Antioquia, tras ser derribado con un dron cargado de explosivos en un ataque atribuido al frente 36 de las disidencias de las FARC. Doce uniformados murieron en el acto. Entre ellos estaba José Daniel Valera Narváez, un patrullero barranquillero de 24 años que apenas empezaba a construir su futuro.

En el barrio Evaristo Sourdis, en Barranquilla, la noticia se extendió como un golpe seco. Vecinos, amigos y familiares no daban crédito. Henry Valera Castro, su padre, no ha podido contener las lágrimas desde que recibió la llamada. Con voz entrecortada recordó que su hijo parecía haber presentido lo que le esperaba.

“Él ahora último no se quería ir, como que presentía algo. Lo llamaron y como a las 10 de la noche fue que se fue corriendo. El primo lo llevó al aeropuerto y de ahí no lo vi más”, relató.

José Daniel había terminado el bachillerato en 2018 en la IED José Raimundo Sojo, en el barrio Lipaya. Luego prestó servicio militar como auxiliar de Policía y decidió continuar su carrera dentro de la institución. En 2021 se graduó como patrullero y fue destinado a la unidad Antinarcóticos, donde asumió labores de erradicación de cultivos ilícitos en Antioquia.

Su padre lo recuerda como un joven alegre, popular en el barrio y cercano a todos. “Era un pelao alegre, popular con todo el mundo, muy familiar, buena persona, no peleaba con nadie. Le gustaba su cervecita, pero normal. Andaba metido en el monte y cuando venía se quería divertir”, dijo entre sollozos.

Para Henry, verlo con uniforme era motivo de orgullo. Hoy esa misma imagen lo hiere. “Me ha dado duro como me mataron a mi hijo, era uno de mis orgullos, uno de mis tres hijos varones”, lamentó.

El dolor se mezcló con indignación. Con amargura, Henry lanzó un reclamo al presidente Gustavo Petro: “Yo le digo que componga al país porque todo lo que está pasando es culpa de él. Así como vamos Colombia se va a acabar. Hay mucha guerra, muchos atentados y él muy tranquilo. Pedimos que el país se componga, no aguantamos más violencia”.

En Barranquilla, la comunidad prepara homenajes para despedirlo, mientras la familia intenta asimilar la pérdida. La vida de José Daniel, que soñaba con servir al país y alegraba a quienes lo rodeaban, quedó truncada en medio de una guerra que se resiste a desaparecer.

Su nombre se suma a la larga lista de jóvenes caídos en el conflicto. Pero en el corazón de su padre y en la memoria de quienes lo conocieron, quedará como un muchacho alegre y soñador, que entregó su vida en uniforme sin alcanzar a vivir todo lo que esperaba.


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