
El Magdalena se blinda contra las lluvias: $15 mil millones para evitar otra tragedia
La Gobernación intervendrá 15 puntos críticos en 11 municipios con obras de contención y mitigación. Las comunidades piden que esta vez sí se cumpla lo prometido.
El Magdalena no quiere más desgracias por culpa de la lluvia. Las imágenes de casas inundadas, cultivos arrasados y familias desplazadas se repiten cada año con dolorosa frecuencia. Pero esta vez, el gobierno departamental asegura que no esperará a que el agua lo arrase todo.
Con una inversión de más de $15.000 millones, la Gobernación del Magdalena anunció la intervención directa de 15 puntos críticos en 11 municipios del departamento. El objetivo: contener las crecientes y proteger la vida de miles de personas antes de que la temporada invernal cobre una nueva factura.

El plan fue activado mediante decreto que declara la emergencia preventiva y autoriza la ejecución inmediata de obras de infraestructura. “No vamos a improvisar ni esperar a que llegue el desastre. Nos estamos anticipando”, dijo el gobernador Rafael Martínez, al presentar el proyecto.
Las acciones incluyen dragado de ríos, levantamiento de terraplenes, instalación de sacos de protección, Big Bags y geocontenedores. Maquinaria pesada ya se prepara para intervenir más de 13.000 metros lineales en zonas como Tenerife, Remolino, Pijiño del Carmen, Cerro de San Antonio, Chibolo, Aracataca, El Banco, Ariguaní, Sabanas de San Ángel y Pivijay.

Cada uno de estos municipios ha sido escenario de emergencias pasadas. En El Banco, el agua ha entrado a las casas como un visitante indeseado. En Pivijay, la erosión amenaza con desaparecer barrios enteros. En Remolino, la comunidad vive con el corazón en la boca cada vez que el cielo se nubla.
“Todos los años es lo mismo. Nos prometen ayuda y nunca llega. Esta vez, si van a hacer algo, que lo hagan ya”, reclama José Rivas, habitante de Ariguaní, una de las zonas más golpeadas por las lluvias.

La Gobernación asegura que esta intervención es parte de una política seria de adaptación al cambio climático, con enfoque en la prevención y no en la reacción. Sin embargo, la gente en las comunidades mantiene una mezcla de esperanza y escepticismo.
La obra promete resultados en seis meses. El invierno, sin embargo, no espera. Y el Magdalena ya no resiste más excusas.
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