
El macabro hallazgo de un cuerpo en Villa Betel: estaba partido en pedazos y tirado como basura
El cuerpo descuartizado de un hombre fue hallado por niños en una bolsa y una maleta tiradas en el monte.
En Villa Betel este domingo, el horror se instaló sin pedir permiso. Unos niños que caminaban cerca del estadio Sierra Nevada encontraron algo que ningún adulto podría soportar sin quebrarse: la cabeza de un hombre, envuelta a medias en una bolsa. Al lado, una maleta. Adentro, el resto del cuerpo hecho pedazos.
No hubo gritos, ni disparos, ni pelea. Nadie vio nada. Nadie escuchó nada. Como si el asesino hubiera caminado sobre el aire, dejó el paquete de la muerte y se esfumó. Así de fácil. Así de impune.
Lo que los vecinos vieron después los dejó congelados. Caras pálidas, ojos abiertos, manos temblorosas. “Eso no se le hace ni a un animal”, murmuró una señora antes de alejarse llorando. Lo que había en esas bolsas no era solo un cadáver mutilado. Era un mensaje. Uno que no necesita palabras para entenderse: aquí manda el miedo.
No hay nombre. No hay identidad. Solo partes humanas tiradas como basura en un barrio que ya ha aprendido a convivir con el terror. La policía llegó, hizo el levantamiento, acordonó la zona. Pero la sensación es la misma: todo quedará en nada.
En Santa Marta, el Clan del Golfo y ‘Los Pachenca’ siguen en su guerra silenciosa, dejando atrás cuerpos como si fueran advertencias. Este crimen, por su brutalidad, lleva sello. Lo entienden los que viven allí, los que ya no preguntan quién fue ni por qué. Saben que hacerlo puede costarles la vida.
Villa Betel quedó marcada. No por la maleta. No por la bolsa. Sino por la certeza de que cualquiera puede terminar igual: desmembrado, anónimo y olvidado.
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