Lo que debía ser un último adiós terminó en un doble luto en Middlesbrough, Inglaterra, cuando Norman Beilicki, de 61 años, falleció repentinamente durante la ceremonia fúnebre de su hijo David, de 41, quien había muerto días antes tras luchar contra las adicciones.

En Middlesbrough, North Yorkshire, la familia Beilicki se reunió para dar el último adiós a David, hallado muerto días antes en la casa de un pariente, tras una prolongada lucha contra las adicciones.

Pero en medio de la tristeza, la tragedia golpeó de nuevo. Mientras el féretro avanzaba hacia la capilla, Norman Beilicki, padre del difunto, se desplomó repentinamente sin señales previas de malestar. Su hija, Chantelle, notó su ausencia y lo encontró inconsciente. Decidió subir con él a la ambulancia, con la esperanza de salvarlo, mientras el resto de la familia permanecía en la ceremonia. Pocos minutos después, recibió la devastadora noticia: Norman había fallecido.

El impacto fue aún mayor al conocerse que el hombre de 61 años no tenía antecedentes de problemas cardíacos ni de salud grave. Para su hija, no hay duda de la causa:

“Ha sido tan traumático, nunca pensarías en algo como esto, no podrías escribirlo. Yo creo que murió por tener el corazón roto”, expresó entre lágrimas.

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La ceremonia, que ya era dolorosa por la pérdida de David, se convirtió en un doble funeral. En cuestión de horas, la familia Beilicki pasó de despedir a un hijo a enfrentar también la muerte del padre, quedando marcada por un luto que difícilmente podrá superar.