
El Congreso Mundial de Brujería regresa a Colombia; se realizará en Medellín
Cincuenta años después del primer encuentro celebrado en Bogotá, Medellín acoge los días 17 y 18 de octubre una nueva edición del Congreso Mundial de Brujería. Comfama lidera la iniciativa que busca rescatar los saberes ancestrales y la espiritualidad desde una mirada contemporánea.
Medio siglo después de que Bogotá sorprendiera al mundo con el primer Congreso Mundial de Brujería, en 1975, Colombia vuelve a abrir el diálogo sobre lo místico, lo ancestral y lo simbólico. Esta vez, el escenario será Medellín, donde los días 17 y 18 de octubre, la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama) liderará una conmemoración que promete reconciliar al país con sus raíces espirituales.
El encuentro, que se desarrollará en los espacios culturales de Comfama, reunirá a investigadores, artistas, comunidades tradicionales y público en general para participar en charlas, exposiciones, presentaciones artísticas y talleres. Más que un evento esotérico, la iniciativa busca reivindicar los saberes ancestrales que durante décadas fueron marginados por los prejuicios ligados a la palabra “brujería”.
“Este congreso no es una invocación a lo oculto ni una feria mística, sino un reconocimiento a la riqueza espiritual y cultural que nos pertenece como país”, explicó Paola Mejía, líder del área de Cultura de Comfama.
Según dijo, la intención es abrir un espacio de diálogo y respeto hacia las múltiples tradiciones que aún perviven en comunidades indígenas, afrodescendientes y rurales, portadoras de prácticas curativas y cosmovisiones propias.
El Congreso Mundial de Brujería de 1975 —realizado en Bogotá bajo la dirección del antropólogo Salvador Garmendia y con invitados de 20 países— fue uno de los eventos más polémicos de su época. Mientras unos lo consideraron una manifestación cultural inédita, otros lo tacharon de blasfemia o espectáculo pagano. Medio siglo después, su reedición en Medellín busca superar los estigmas que marcaron aquel momento y replantear el concepto de brujería como una expresión de sabiduría popular y resistencia cultural.
Aunque algunas voces conservadoras han mostrado reservas, Comfama insiste en que el propósito no es promover prácticas ocultistas, sino rescatar la espiritualidad desde el arte, el pensamiento y la historia. En palabras de sus organizadores, se trata de una mirada contemporánea sobre la herencia simbólica que ha acompañado a los pueblos latinoamericanos durante siglos.
Medellín, una ciudad que hoy se proyecta como centro de innovación y cultura, se convierte por dos días en el epicentro de lo ancestral, en el lugar donde lo visible y lo invisible vuelven a encontrarse. Cincuenta años después, Colombia retoma la conversación que una vez escandalizó al mundo, esta vez con la madurez de un país que busca entender su pasado para reconciliarse con su identidad.
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