La joven mamá de una niña de tres años, desapareció la noche del 8 de noviembre en Sabana de Torres (Santander). Fue hallada al día siguiente con señales de tortura, impactos de bala y el cuerpo parcialmente incinerado. Su muerte desató indignación y un clamor de justicia.

Tenía 21 años, una hija pequeña y muchas ilusiones. Pero la noche del viernes 8 de noviembre, la vida de Briyi Vanesa Amado Cárdenas terminó en manos de la violencia.

Trabajaba en un establecimiento de licor del barrio El Progreso, en Sabana de Torres, Santander, donde cumplía su turno nocturno mientras atendía a algunos clientes.

Esa noche compartía con dos hombres y una mujer. Se veía tranquila, revisando su celular con frecuencia. A las 9:26 p. m. decidió salir del lugar en su motocicleta, luego de cobrar unas cervezas. Prometió volver pronto, pero nunca regresó. Esa fue la última vez que alguien la vio con vida.

Las cámaras de seguridad del sector registraron su salida. Desde ese momento, su rastro se perdió por completo. Horas después, la desesperación se apoderó de sus familiares y amigos. Nadie respondía sus llamadas, y su celular dejó de emitir señal.

El aterrador hallazgo

Al día siguiente, un campesino que transitaba por la vereda El Diamante se encontró con una escena aterradora. Entre la maleza, a un costado de la vía, yacía un cuerpo atado, golpeado, baleado e incinerado parcialmente. La ropa estaba calcinada y las huellas del crimen eran innegables.

El hombre corrió hasta la estación de Policía de Sabana de Torres para dar aviso. Minutos después, los agentes del CTI de la Fiscalía confirmaron lo peor: se trataba de Briyi Vanesa Amado Cárdenas, desaparecida la noche anterior.

Las autoridades iniciaron de inmediato las labores de investigación para establecer quiénes fueron los responsables del brutal asesinato. Buscan determinar con quién se encontró después de salir del trabajo y qué ocurrió en las horas previas a su muerte.

Mientras tanto, la comunidad estalló en indignación. Una multitud de habitantes salió a las calles con velas encendidas, exigiendo justicia y el fin de la violencia contra las mujeres. La imagen de la joven madre, sonriente junto a su hija de tres años, se convirtió en símbolo de un reclamo que no da tregua.

“A Vanesa le arrebataron la vida, los sueños y el futuro. Eso no puede pasar más”, expresó con firmeza Deyci Rueda Velásquez, gestora social del municipio.

“Estamos alzando la voz para decir con fuerza que no queremos más mujeres víctimas de violencia. Que cada vela encendida sea un grito de justicia”.

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El alcalde de Sabana de Torres también condenó el crimen y pidió una investigación exhaustiva. La Policía y la Fiscalía avanzan en las primeras diligencias para identificar a los responsables.