Eduardo Dávila humilla a hinchada samaria: “Váyanse a Barranquilla si quieren buen fútbol”


Tras la derrota 2-0 frente al Medellín, el máximo accionista del equipo samario, Eduardo Dávila, desató la polémica al responder con desprecio a los reclamos de la hinchada y recordar que el club es una empresa privada.

Una nueva sacudida remeció los cimientos del Unión Magdalena, y esta vez no fue solo por lo que ocurrió en la cancha. La derrota 2-0 ante el Independiente Medellín en el estadio Sierra Nevada encendió los ánimos entre los hinchas, pero fue la reacción del mayor accionista del club, Eduardo Dávila Armenta, la que terminó por avivar el incendio.

Apenas terminó el partido, entre la frustración por el mal resultado y la impotencia acumulada por la falta de rumbo del equipo, los seguidores del Ciclón volvieron a cuestionar la gestión directiva. Pero la respuesta que recibieron fue un balde de agua fría, una frase que cayó como una bofetada al corazón de la hinchada samaria:

“Si quieren un buen espectáculo de fútbol, váyanse a Barranquilla, al Junior, que es un gran equipo”, soltó Dávila sin filtro.

La declaración corrió como pólvora por redes sociales. Para muchos, fue una ofensa directa a una afición que se ha mantenido firme, incluso cuando el club tocó fondo en lo deportivo y lo institucional. La indignación se volvió tendencia. Samarios de todas las edades, exjugadores, periodistas y hasta socios del equipo reaccionaron con rechazo. El mensaje era claro: lo que dijo Dávila no se olvida.

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Lejos de retractarse, el empresario fue más allá. Aclaró públicamente que el Unión Magdalena es una empresa privada y que las decisiones se toman bajo su criterio personal y sus capacidades financieras.
“Yo no tengo obligación con nadie”, dijo con tono desafiante

“Esto es una empresa privada y se maneja con lo que se pueda”.

Con ese discurso, zanjó cualquier ilusión de transparencia, participación o corresponsabilidad con una hinchada que considera al club parte de su identidad colectiva. Fue un portazo a las emociones, a la pasión, al sentido de pertenencia que los aficionados le han entregado al Unión, incluso cuando el equipo navegó por años en el anonimato del Torneo de Ascenso.

Y por si fuera poco, también fue tajante en rechazar cualquier vínculo con la administración local. Aseguró que no solicitará apoyo alguno al alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo, porque no existe relación institucional entre el club y la Alcaldía

“No hay ninguna acción societaria entre la Alcaldía y la institución”, sentenció, cerrando la puerta a posibles alianzas públicas para sacar adelante al equipo.

La tormenta que se desató tras el partido trasciende lo futbolístico. Lo que está en juego es la fractura entre un club histórico del Caribe y su hinchada, una de las más fieles de Colombia. Una hinchada que no solo acompaña, sino que también exige. Y esta vez, recibió como respuesta un desprecio que ya dejó una herida difícil de cerrar.


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