
¿Eduardo Dávila castigó a los jugadores? No les ha pagado el sueldo de abril
El equipo samario no ha ganado un solo partido desde su regreso a la A y ahora enfrenta una grave crisis económica: no ha pagado los sueldos de abril. La hinchada, desmotivada, se aleja del estadio, y la Asociación Colombiana de Futbolistas califica la situación como “inaceptable”.
Unión Magdalena atraviesa una de las etapas más oscuras de su historia reciente. Sin triunfos desde su regreso a la primera división del fútbol colombiano y ahora envuelto en un escándalo por falta de pagos a sus jugadores, el cuadro bananero parece encaminarse a un nuevo descenso, esta vez no solo por razones deportivas, sino también administrativas y financieras.
La denuncia llegó esta semana por parte de la Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales (Acolfutpro), que a través de su cuenta en X reveló que el club no ha cumplido con el pago del salario de abril al plantel profesional. “El Unión Magdalena, club de Dimayor que participa en la Liga BetPlay, incumple con sus obligaciones laborales”, señaló la agremiación, calificando el hecho como “inaceptable”.
El silencio de la directiva samaria no ha hecho más que alimentar la frustración entre los hinchas, que observan con impotencia cómo su equipo se hunde. En las tribunas del estadio Sierra Nevada, cada vez más vacías, la sensación es de derrota constante. “Es un equipo de la B, y allí le conviene a su dueño Eduardo Dávila que se mantenga. No sé para qué se desgastan en volver a la A si es para pasar estas vergüenzas”, dijo un hincha dolido, uno de los pocos que sigue asistiendo al estadio pese a la cadena de fracasos.
El bajo rendimiento en la cancha, la falta de resultados, la incertidumbre financiera y los rumores sobre la inminente salida del técnico Augusto García completan un panorama sombrío. Incluso se habla de que, para el segundo semestre, el equipo podría jugar con una nómina reducida, un escenario que muchos ven como la antesala de un nuevo descenso.
La falta de compromiso administrativo parece haber contagiado también a los jugadores, quienes, sin motivación y sin sueldo, han mostrado un rendimiento muy por debajo del esperado. La afición, antes fiel y apasionada, ha empezado a perder la esperanza. “Así no se puede competir”, dicen en redes sociales.
Mientras tanto, desde el club no hay una sola voz que explique, que dé la cara, que intente siquiera calmar los ánimos. Unión Magdalena, uno de los históricos del fútbol colombiano, se tambalea entre la desilusión deportiva y el colapso económico. Y lo peor es que nadie parece estar al frente del timón.
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