Gracias al aviso de la víctima y la articulación entre instituciones, fue capturado el hombre, quien durante más de una década la agredió física y psicológicamente. En marzo, un video viral evidenció el ataque que casi le cuesta la vida.

Durante diez años, una mujer del municipio de Zapayán, Magdalena, vivió en silencio el infierno del maltrato. A pesar de las amenazas, los golpes y el miedo constante, nunca se atrevió a denunciar a su agresor. Pero todo cambió el pasado 2 de marzo, cuando una nueva agresión —esta vez casi mortal— fue presenciada por vecinos y quedó registrada en video.

La grabación, que se volvió viral en redes sociales, motivó la intervención inmediata de autoridades y defensores de derechos humanos.

Ese día, la víctima, una mujer de 27 años y madre de tres hijos, fue atacada brutalmente por su pareja sentimental, Janer Pacheco, de 37 años, quien intentó ahorcarla durante una discusión.

Según testigos, solo la oportuna intervención de un vecino evitó que el ataque terminara en feminicidio. El video fue compartido por activistas, medios de comunicación y ciudadanos, lo que puso presión pública sobre el caso.

La Policía del Magdalena, en coordinación con la Patrulla Púrpura, la Fiscalía, la Comisaría de Familia y otros entes de protección a víctimas, activó los protocolos de atención. Se brindó acompañamiento integral a la mujer, se recolectó evidencia y, tras dos meses de trabajo judicial, se logró la orden de captura contra el agresor.

“La víctima habría venido siendo agredida física y psicológicamente por más de una década, pero esta vez decidió denunciar y permitió que las autoridades actuaran”, señaló el coronel Javier Duarte Reyes, comandante del Departamento de Policía Magdalena.

Janer Pacheco fue capturado mediante requerimiento judicial y presentado ante un juez de control de garantías, quien legalizó la captura e impuso medida de aseguramiento intramural mientras avanza el proceso judicial en su contra.

Las autoridades destacaron la colaboración interinstitucional que permitió actuar con celeridad para proteger la vida de la víctima y restablecer sus derechos. La Policía Nacional reiteró su compromiso con la prevención y atención de casos de violencia basada en género, e hizo un llamado a las mujeres víctimas a no callar.

De no haber sido por la denuncia, este caso habría terminado como muchos otros: con una víctima más en las estadísticas de feminicidio. Pero esta vez, gracias al valor de la denunciante y la acción de las autoridades, la historia tuvo otro final.