La joven oriunda de Guachaca, desapareció misteriosamente en el barrio Gaira de Santa Marta. Su familia clama por ayuda y teme lo peor tras más de una semana sin saber de ella.

Las horas se convirtieron en días, y los días en una angustia permanente para la familia Rivera Feliciano. Desde hace más de una semana, no tienen noticias de Mariana, una adolescente de 16 años que desapareció sin dejar rastro luego de salir, presuntamente, de la casa de su hermano en el populoso barrio Gaira, en el sur de Santa Marta.

La joven había viajado desde Guachaca, su tierra natal en la zona rural de la capital del Magdalena, con la intención de pasar unos días junto a su hermano Juan Pablo. Su llegada fue tranquila, como otras veces. Compartió con él, sin que nada hiciera presagiar lo que vendría.

Hasta que, una mañana cualquiera, todo cambió. Juan Pablo, al dirigirse a la habitación donde dormía Mariana Rivera, se encontró con una ausencia inesperada. No había señales de la joven ni explicaciones visibles. En un principio, pensó que podría haber salido brevemente, tal vez a la tienda o a visitar a alguien. Pero al final de la jornada, cuando regresó del trabajo y Mariana seguía sin aparecer, el temor comenzó a hacer nido en su pecho.

La primera llamada fue a su madre, en Guachaca. La esperanza era que Mariana hubiera decidido regresar por cuenta propia. Pero nadie sabía nada de ella. Desde entonces, el tiempo corre en contra de la tranquilidad familiar.

Han pasado más de siete días. Siete amaneceres sin saber si Mariana está bien, si come, si duerme, si sufre. Siete noches en las que la incertidumbre se vuelve insomnio. Su madre, su hermano, sus vecinos, todos comparten un mismo sentimiento: la desesperación de no tener respuestas.

La familia ha movido cielo y tierra. Han recorrido calles, visitado hospitales, llamado a las autoridades. Pero hasta ahora, ningún rastro, ninguna pista. “Solo queremos saber dónde está”, dice Juan Pablo.

La imagen de Mariana circula en redes sociales, en cadenas de mensajes, en la esperanza de que alguien, en algún lugar, la haya visto. Para cualquier información que pueda ayudar a encontrarla, la familia habilitó el número: 3122202586.

Mientras tanto, una madre mira el teléfono, una y otra vez, esperando que suene con la noticia que le devuelva la vida.