Alcanzó a ver competir y celebrar con sus hijas, horas después sufrió un paro cardíaco fulminante que acabó con su existencia.
Edwin Anaya Mármol llegó a Santa Marta desde Barrancabermeja acompañado de su esposa y sus dos hijas, ilusionado por ver a una de ellas competir en un concurso nacional de porrismo.
Las imágenes que dejaba la familia eran las de una alegría compartida: risas, abrazos y momentos inolvidables, que ahora son el último recuerdo de un hombre cuyo corazón dejó de latir de forma repentina en medio de esa celebración familiar.
La jornada de competencia transcurría con normalidad. Edwin estaba allí, como padre orgulloso, apoyando y animando a su hija en un escenario de sueños y esfuerzo. Afortunadamente, tuvo el tiempo de verla presentarse y, al finalizar, celebraron juntos. Fue un momento lleno de satisfacción, un día para atesorar. Sin embargo, la felicidad se desvaneció rápidamente cuando, horas después, Edwin comenzó a sentir malestares repentinos.
El momento de su muerte
Las horas que siguieron fueron confusas y angustiosas. Pese a los esfuerzos por auxiliarlo, un paro cardíaco lo sorprendió, dejando en shock a su esposa e hijas, quienes nunca imaginaron que este viaje, planeado como un momento de celebración, se tornaría en una despedida.
Edwin Anaya, un hombre joven, sano, dedicado a sus hijos y con un estilo de vida tranquilo, partió sin previo aviso, dejando un vacío que su familia apenas puede comprender.
Su hermano, aún incrédulo ante la partida de Edwin, compartió unas emotivas palabras en su cuenta de Facebook, reflejando la tristeza y la incredulidad que esta pérdida ha dejado en todos los que lo conocían:
«¿Por qué le suceden cosas malas a la gente buena? … mi hermano Edwin Anaya, un hombre bueno, de principios, valores, buen esposo, buen padre. El hermano con el que veíamos nuestras peleas de artes marciales mixtas, con el que hablábamos si ya había visto tal película y otro número de cosas. Siempre estuvo presente cuando lo necesité para mí y mi familia. Hoy mi familia está destrozada por esta partida tan temprana, pero ten la certeza, hermano, que a tus hijas Majo y Mariangel no les va a faltar nada. Vuela alto, hermano».
Las palabras de su hermano resonaron entre quienes conocían a Edwin como un hombre cariñoso y de buenos principios. La comunidad en Barrancabermeja y en Santa Marta ha expresado su solidaridad y apoyo a la familia, compartiendo en redes sociales mensajes de condolencia y aliento para que encuentren la fortaleza de seguir adelante.
En medio de su dolor, sus seres queridos se han comprometido a honrar su memoria y a cuidar de sus hijas, prometiendo acompañarlas y protegerlas en cada paso de sus vidas.