
Cuadernos secretos incautados a cabecillas del Clan del Golfo revelan nexos políticos y control territorial en el Magdalena
Libretas, celulares y documentos incautados durante un operativo coordinado por la Fiscalía, el Ejército, la Policía y la DEA evidencian cómo el este grupo criminal controla territorios, mueve recursos y busca influir políticamente en municipios del Magdalena.
La verdadera captura no fue la de los hombres. Fue la de los papeles. Libretas rayadas, anotaciones a mano y documentos cuidadosamente archivados que destapan la manera en que el Clan del Golfo se mueve, planea, financia y se camufla en el sur del Magdalena.
Durante una operación conjunta de la Fiscalía General de la Nación, tropas del Ejército, la Policía y agentes de la DEA, fueron incautados en zona rural de Sabanas de San Ángel elementos comprometedoramente reveladores: documentos con fechas, nombres y registros que permiten entender cómo esta red criminal ejecuta su poder territorial, militar, económico y social.
Entre los hallazgos más alarmantes está una libreta fechada el martes 25 de marzo de 2025. En ella aparecen tres nombres —Sandro, Samuel y Fabián— junto a una frase directa: “Por investigar asunto con los políticos… verificar deudas a nivel bloque”.

Los investigadores ven en esa línea indicios claros de posibles nexos con líderes políticos de la región y compromisos económicos que van más allá de la ilegalidad común.
Más hallazgos en el cuaderno
Otras anotaciones detallan rutas para el traslado de personal armado entre municipios como Pivijay y Salamina, la instalación de puntos móviles de vigilancia, y el manejo de fondos en efectivo para emergencias.
También se registran asuntos internos como el estado del equipo de agua en Palermo, distribución de municiones y reorganización de frentes armados, incluyendo la expulsión de miembros y entrenamiento de nuevos.
Una entrada del 21 de marzo de 2025 deja ver tensiones internas por la falta de incentivos económicos y el traslado de alias Guajiro, lo que muestra como la organización lleva control administrativo de su personal.
El Clan del Golfo no actúa a ciegas. Tiene logística, jerarquías, procedimientos y una planificación que imita el funcionamiento de una empresa.
El análisis de los celulares incautados reveló listas de contactos con nombres que ya están siendo cruzados por los investigadores. Varios de esos nombres, según fuentes de inteligencia, corresponderían a dirigentes y contratistas de municipios como Remolino, Pivijay, Salamina, Algarrobo, Ariguaní, Plato y Tenerife.

Todo ese material expone una organización con tentáculos más amplios de lo que se creía. No se trata solo de narcotráfico y sicariato. Se trata de una red criminal con interés en el control territorial, político y económico de una región entera.
¿Quiénes fueron los capturados?
Solo después de examinar los documentos, se dimensionó el peso de las capturas. En el operativo cayeron dos figuras clave: Horacio Alberto Rivera Torres, alias Care Perro, y Carlos Jaime Maestre Padilla, alias Caja. El primero, cabecilla financiero del Clan del Golfo, tenía antecedentes por extorsión, homicidios, narcotráfico y ataques a la Fuerza Pública. Estaba en libertad condicional pese a haber sido condenado a 13 años de prisión por concierto para delinquir agravado. Mantenía comunicación directa con alias Cero Siete, el máximo jefe de la estructura criminal en el Magdalena.
Alias Caja, por su parte, era jefe de sicarios: un hombre de confianza encargado de ejecutar órdenes violentas y mantener a la población bajo amenaza constante.
Ambos quedaron al descubierto no por lo que dijeron, sino por lo que escribieron.
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