Contraloría le pone la lupa a millonarios derroches de alcaldías en Magdalena en fiestas patronales 

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Las alarmas están encendidas por la manera como se adjudican contratos a dedo y se invierten millonarias sumas económicas en contratación de artistas y otras actividades en el marco de las festividades sin ninguna justificación. 

La Contraloría General del Magdalena ha iniciado una exhaustiva revisión de los elevados gastos que varias alcaldías municipales vienen realizando en sus fiestas patronales. 

Alberto Garzón Wilches, jefe de este organismo de control, manifestó su preocupación por la falta de claridad en la adjudicación de contratos y la millonaria inversión en artistas y actividades dentro del marco de estas festividades.

Según Garzón Wilches, las alcaldías, a pesar de las numerosas necesidades que enfrentan sus comunidades, destinan sumas que alcanzan superan los 500 millones de pesos para las celebraciones sin un control claro sobre los gastos.

 “Hay dudas sobre la idoneidad de las fundaciones sin ánimo de lucro que actúan como contratistas. No hay participación de varios oferentes y las inversiones se hacen de manera descontrolada”, advirtió el funcionario.

Uno de los puntos más preocupantes es el uso del dinero público para pagar artistas y otros eventos, a pesar de que en algunos casos se cobra entrada a los asistentes como si se tratara de espectáculos privados. Tampoco se tiene certeza sobre el destino de los fondos recaudados durante las festividades, lo que aumenta las sospechas sobre posibles irregularidades.

Entre los municipios que están bajo la lupa de la Contraloría se encuentran Aracataca, Ciénaga, Fundación, Santa Ana y Zapayán, entre otros. 

La Contraloría ha señalado la urgencia de establecer mecanismos de control adecuados para garantizar que el dinero público sea utilizado de manera transparente y responsable. “Es necesario hacer esta fiscalización y llevar un control legal del gasto. Posibles irregularidades pueden afectar el interés de toda una población”, concluyó Garzón Wilches.

Las fiestas patronales no pueden seguir desarrollándose sin supervisión, mientras los alcaldes utilizan recursos que podrían emplearse para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.