Conductor murió arrollado por furgón tras bajarse de la buseta a orinar en plena vía


El hombre fue arrollado por un furgón cuando se detuvo a un costado de la carretera para orinar. Su muerte sacudió al gremio de transporte urbano, que lo recuerda como un hombre responsable, querido y siempre dispuesto a ayudar.

Era un día más de trabajo para Amado Durango, un conductor conocido por su puntualidad, su paciencia con los pasajeros y el saludo amable que nunca le faltaba. Había terminado un recorrido y se disponía a iniciar otro cuando decidió detener la buseta al borde de la vía Aeropuerto–Don Jaca. Como parte de su rutina diaria se bajó un momento para orinar antes de continuar el trayecto.

Dejó la puerta abierta y descendió sin imaginar que esos segundos serían los últimos de su vida. Mientras atendía esa necesidad mínima, casi mecánica para quienes pasan horas al volante, un furgón avanzó por el corredor vial sin advertir su presencia. El golpe fue seco, inesperado, definitivo. Amado cayó sin posibilidad de reacción, víctima de un descuido y de la velocidad que domina las carreteras.

La noticia se supo rápido entre los conductores del transporte urbano. Nadie entendía cómo un gesto tan cotidiano podía tornarse en tragedia.

En Cristo Rey, el barrio donde vivía, la tristeza fue general en la cuadra donde quedaba su vivienda. Vecinos y amigos salieron a la puerta para hablar de él, para recordarlo como “un hombre correcto, trabajador, buena gente”. En redes, los mensajes reflejaban el golpe emocional que dejó su partida:

“Dios mío, gordo, no puedo creerlo. Dios le brinde fortaleza a su esposa e hijos”, escribió una allegada.

“Vuela alto, querido amigo. Descansa en paz”, publicó otro vecino que aún no asimila el accidente.

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Para el gremio de buseteros, Amado no era solo un conductor más. Era el compañero que ayudaba a empujar un vehículo varado, el que compartía café antes del primer viaje, el que siempre tenía un chiste o una palabra amable cuando alguien llegaba tarde o mal dormido.


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