Comunicador social de 21 años murió arrollado cuando iba a presentar un examen en la universidad


Un roce con otra moto habría provocado la caída que terminó en la muerte del muchacho en el Malecón de Cúcuta. Su familia presenció la escena más dolorosa: verlo sin vida tendido sobre el separador.

La mañana había empezado normal para Carlos David Hernández. Nada anunciaba el desastre que estaba por ocurrir. A sus 21 años, estudiante de Comunicación Social de la Universidad de Pamplona, salió temprano de su casa en Cúcuta para presentar un examen clave del semestre. Montó su motocicleta Boxer negra, la misma que lo acompañaba a diario, y tomó la ruta habitual por la avenida Los Libertadores.

Pasadas las ocho de la mañana, cuando transitaba a la altura de la calle 15 del Malecón, un imprevisto cambió todo.

Según las primeras versiones recogidas en el lugar, otra moto pasó a gran velocidad y lo rozó. Ese leve contacto bastó para desestabilizarlo. Carlos David perdió el control y cayó al pavimento en plena vía de tráfico pesado.

Detrás de él venía una camioneta Toyota Prado gris. El conductor frenó y trató de maniobrar, pero ya era imposible evitarlo. El neumático trasero izquierdo pasó sobre el pecho del joven. Las lesiones internas fueron tan severas que murió en el acto. El conductor detuvo el vehículo unos metros adelante, completamente en shock por lo ocurrido.

En minutos, patrullas de la Policía y agentes de tránsito acordonaron la zona. Lo peor llegó después: la noticia alcanzó a la familia. Uno de sus primos llamó con una frase que heló todo: “Perro, necesito que se aísle un momento… se mató Carlitos”. El silencio se apoderó del otro lado de la línea antes del estallido de dolor.

Tíos, primos, abuela, amigos y compañeros llegaron corriendo. Lo encontraron tendido sobre el separador, rodeado de policías y curiosos. Los gritos, las lágrimas y la incredulidad dominaron la escena. La familia no podía entender cómo un joven que salió de su casa para presentar un examen terminó muerto en segundos.

Carlos David estaba a un mes de cumplir 22 años. Tenía planes, proyectos y una carrera que lo ilusionaba. Amaba estudiar, trabajaba duro y soñaba con convertirse en un comunicador social que contara historias, no que su nombre terminara protagonizando una.

Hoy, su familia exige claridad sobre las circunstancias del accidente. La comunidad universitaria lamenta la pérdida de un estudiante disciplinado y con futuro.


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