Marylin Castro, de 30 años, llamó al 112 y reveló el asesinato y descuartizamiento de su pareja, Alessandro Venier. La Fiscalía acusa a ella y a su suegra de homicidio agravado.

Una llamada desesperada a emergencias rompió el silencio de un crimen brutal en Italia. “Mi suegra mató a su hijo”, dijo Marylin Castro Monsalvo, una colombiana de 30 años, al denunciar el asesinato y descuartizamiento de su pareja, Alessandro Venier, de 34 años.

El hecho ocurrió el 25 de julio en la casa familiar ubicada en Gemona del Friuli. Cinco días después, la madrugada del 31, Marylin rompió el pacto de silencio y llamó al 112. En la grabación se escuchan gritos, forcejeos y frases como “¡No, Lorena, no!” y “¡Socorro, vengan!”. Según la Fiscalía, el cuerpo de Venier fue desmembrado y ocultado en un contenedor dentro de la vivienda.

La denuncia desató una investigación que hoy tiene a Marylin y a su suegra, Lorena Venier, procesadas por homicidio agravado, premeditación, ocultamiento de cadáver y comisión del delito en presencia de un menor, ya que la pareja tenía una bebé de seis meses.

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Días después del crimen, Lorena confesó ante la Fiscalía. Alegó que actuó en defensa propia y aseguró que tanto ella como su nuera eran víctimas de violencia intrafamiliar. Según dijo, temían por sus vidas y el hombre tenía planes de mudarse con Marylin a Colombia, lo que, en sus palabras, aceleró la tragedia.

Pese a esa versión, ambas mujeres fueron judicializadas. Marylin fue enviada a un centro especial para madres en Venecia, mientras su suegra permanece recluida en una prisión. Las autoridades siguen investigando el grado de participación de cada una en el asesinato.

Lo único claro es que esa llamada cambió todo. Rompió un pacto y dejó al descubierto una tragedia familiar marcada por la violencia, el miedo y un final sangriento.