
Célula criminal operaba desde apartamento en Barranquilla: capturados con arsenal de guerra
Cuatro hombres fueron capturados en el barrio La Cumbre con fusiles, pistolas, municiones de alto calibre y vehículos robados. Las autoridades investigan si estarían al servicio de bandas criminales del Cesar y La Guajira.
En una operación relámpago en el norte de Barranquilla, la Policía Nacional frustró lo que habría sido un atentado sicarial con alto poder destructivo. Cuatro hombres fueron capturados en un apartamento del barrio La Cumbre, donde se encontró un verdadero arsenal de guerra: fusiles de largo alcance, pistolas de uso privativo, cientos de municiones y vehículos robados.
La escena parecía sacada de un conflicto armado. Entre las armas incautadas estaban un fusil Colt calibre .50, un fusil 5.56, un AR-15, y tres pistolas de marcas reconocidas: Smith & Wesson, Walther y Córdoba. Además, los uniformados decomisaron cuatro proveedores para fusil, tres más para pistola y más de 240 cartuchos de distintos calibres.
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Un plan criminal meticulosamente preparado
Los detenidos, identificados como Julio Orlando Hugueth, Davier Eduardo Ramírez, Óscar Javier Vaquiro y Pedro Pablo Ochoa, habían alquilado el apartamento durante cuatro días para usarlo como centro logístico. Provenían de varias regiones: Cesar, La Guajira y Bogotá, lo que apunta a una operación planificada con integrantes de diferentes redes.
Tres vehículos también fueron incautados. Dos de ellos habían sido reportados como robados apenas unos días antes, uno en el barrio Villa Carolina y otro en Villa Country, ambos sectores residenciales de estrato alto en Barranquilla.
Las autoridades presumen que los hombres capturados estarían vinculados con estructuras criminales que operan entre el Caribe colombiano, particularmente en los departamentos del Cesar y La Guajira.

Amplios antecedentes judiciales
El prontuario de los capturados es extenso. En total, suman nueve anotaciones judiciales por delitos que van desde hurto y tráfico de estupefacientes hasta violencia intrafamiliar, lesiones personales, falsedad en documento público y porte ilegal de armas.
Uno de ellos ya fue judicializado por porte de armas de uso restringido, mientras los otros enfrentan procesos por receptación y falsedad marcaria.

Una amenaza que no alcanzó a explotar
Aunque las autoridades no han revelado a quién iba dirigido el ataque ni los motivos detrás de la operación criminal, no descartan que se tratara de un atentado por encargo, producto de disputas entre bandas en expansión por el control del microtráfico y otras actividades ilícitas en la región Caribe.
La rápida acción de los investigadores impidió una tragedia. El caso continúa en investigación y se espera que, con las pruebas recolectadas, se logren identificar a los autores intelectuales detrás del frustrado atentado.
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