Los operativos en cinco municipios dejaron ocho detenidos con antecedentes por homicidio y tráfico de armas. Las autoridades aseguran que no será el último golpe contra las estructuras ilegales.
En los pueblos del Magdalena, hay noches en las que el silencio no tranquiliza: inquieta. Porque el silencio muchas veces antecede al estallido de una bala, a una extorsión disfrazada de advertencia o a la sombra de una motocicleta con dos hombres que no traen buenas noticias. En estos territorios, el miedo tiene nombre y rostro: Clan del Golfo y Los Primos. Dos grupos en disputa que han convertido el departamento en su tablero de guerra.
Pero esta semana, el tablero tembló.
En una ofensiva que se sintió desde la Zona Bananera hasta Aracataca, pasando por Fundación, Pivijay y El Retén, la Policía del Magdalena, junto al Gaula Militar, desplegó un cerco que terminó con la captura de ocho presuntos integrantes de estas estructuras criminales. El operativo no solo dejó armas, municiones y celulares incautados: dejó también un mensaje claro a las comunidades: el Estado está golpeando.
Todo comenzó en el corregimiento de Zona Bananera. Allí, en una acción precisa, fueron capturados alias ‘Búfalo’, ‘Antonio’ y ‘El Paisa’, presuntos miembros del Clan del Golfo. Llevaban consigo una pistola calibre 7.65, un revólver 38, cartuchos y teléfonos celulares. Era apenas el inicio de una jornada que, para las autoridades, simboliza un respiro para cientos de familias agobiadas por la intimidación.
Horas después, en la vía que conecta Pivijay con Salamina, cayó alias ‘José’, de 24 años, con una pistola, panfletos del Clan del Golfo y varias tarjetas SIM. Iba en moto, como muchos de los que, sin uniforme, libran una guerra silenciosa.
La historia se repitió en Fundación. Allí, el golpe fue contra Los Primos. Luis Ramos, requerido por hurto, y Eduard Aron, un venezolano con antecedentes por narcotráfico y porte ilegal, fueron detenidos armados y con munición lista para ser usada. Fundación ha sentido la tensión de tener a grupos como estos peleando territorio. Esta captura devuelve algo de esperanza.
Pero no todo fue tan quirúrgico. En El Retén y Aracataca, la captura de otros dos presuntos criminales terminó con enfrentamientos. Juan De La Rosa y Sergio Ortiz —este último con 12 anotaciones judiciales, entre ellas homicidio— fueron detenidos tras atacar a un supermercado y tratar de huir en motocicleta. En sus bolsillos, las balas que pudieron acabar con nuevas vidas.
Las comunidades aplauden desde la prudencia. El miedo no se borra con una captura, pero sí se tambalea. Las autoridades, por su parte, reiteran que esta ofensiva es solo una parte de una estrategia más amplia que busca restarle poder a los grupos armados ilegales en el Magdalena, donde la violencia no es una estadística: es el pan amargo de cada día.
Por ahora, la zozobra toma un breve descanso. Pero la guerra por el control del territorio no ha terminado.