Brutal ataque a joven de 18 años: le tumbaron la puerta, la arrastraron a la sala y la balearon frente a su familia


Dos sicarios irrumpieron en una vivienda del barrio La Esperanza, en San Juan del Cesar (La Guajira), sacaron por la fuerza a una joven de 18 años y la asesinaron a sangre fría frente a varios niños.

La puerta cayó de un golpe seco. Era pasada la medianoche cuando dos hombres armados en moto se bajaron frente a una humilde vivienda del barrio de invasión La Esperanza, en San Juan del Cesar. No tocaron ni preguntaron por nadie. Entraron a matar.

Adentro, una familia dormía. Entre ellos estaba María Gabriela Maestre Nieves, una joven de 18 años. Los sicarios la sacaron a la fuerza de su cuarto y la llevaron hasta la sala, donde su madre, sus hijos y varios niños miraban aterrados. No hubo tiempo de gritar, ni de correr. Uno de los hombres apuntó y disparó sin titubear. Cinco detonaciones se escucharon.

El cuerpo de la joven cayó frente a los suyos. La casa se llenó de gritos. Los asesinos huyeron en la misma motocicleta con la que habían llegado, perdiéndose entre las calles oscuras del sector.

Desesperados, sus familiares la alzaron en brazos y la llevaron hasta un centro asistencial. Allí los médicos luchan por mantenerla con vida, pero su estado es crítico.

La escena dejó una marca imborrable en el barrio La Esperanza. Vecinos cuentan que los niños no han dejado de llorar y que nadie se atreve a dormir desde entonces.

“Fue como una pesadilla. Se escucharon los tiros y después los gritos. Nadie se atreve ni a salir de la casa”, contó una habitante del sector.

Las autoridades iniciaron las investigaciones para determinar quiénes fueron los autores materiales y qué motivó el ataque. Por ahora, ninguna hipótesis ha sido confirmada.

El miedo se extendió por las calles del barrio, donde cada ruido se siente como un aviso de que algo puede volver a pasar.

Lea aquì: La perrita que no quiso dejar solo a su amo asesinado en Santa Marta

Una madre, unos niños y un vecindario entero quedaron marcados por el horror. En La Esperanza, la violencia volvió a tocar la puerta —esta vez, para no dejar nada en pie.


¿Quieres pautar

con nosotros?