
Benancio murió a metros de su casa: el afán le ganó al cansancio
El hombre de 52 años colisionó de frente con un furgón tras intentar adelantar una larga fila de vehículos en la Troncal del Oriente. Las causas aún son materia de investigación.
José Benancio Medina, de 52 años, estaba a punto de llegar a su casa. Había recorrido casi todo el trayecto cuando la muerte lo sorprendió en la Troncal del Oriente a la altura del barrio 20 de octubre, esa vía angosta y saturada que conecta a miles de viajeros en temporada alta, y que tantas veces se convierte en escenario de tragedias.
Iba en su motocicleta, como lo hacía muchas veces. Algunos dicen que venía de tomar una cerveza, que ya era tarde y solo quería descansar. Otros aseguran que acababa de terminar una larga jornada de trabajo. Ninguna de las versiones ha sido confirmada, y quizá ya no importe. Lo único cierto es que José quiso adelantar una fila interminable de vehículos, de esas que paralizan la Troncal durante horas, y terminó colisionando de frente contra un furgón que nada pudo hacer para evitar el impacto.
El golpe fue brutal. El cuerpo de José salió expulsado de la moto y cayó al pavimento. Murió en el acto.
La tragedia generó un caos en la vía
El accidente paralizó el tráfico por horas en esta zona de Santa Marta. Cientos de conductores quedaron atrapados en medio de la impotencia y el calor sofocante. Algunos bajaron de sus vehículos, otros grabaron videos, unos pocos se persignaron al ver el cuerpo cubierto con una sábana. Nadie sabía quién era, pero todos sintieron el estremecimiento de la tragedia.
La Troncal del Oriente se quedó, una vez más, con una vida. En esta vía, como en tantas otras del país, el afán, la desesperación y la imprudencia son moneda corriente. A veces los conductores se lanzan a maniobras temerarias por evitar un trancón. A veces los accidentes son culpa de uno solo. Otras veces de todos.
Cuando la noticia llegó a sus familiares, la incredulidad fue lo primero. Nadie está preparado para recibir esa llamada, para escuchar que el ser querido que esperaban en casa está tendido sobre el asfalto. Llegaron al lugar y allí estaba él: sin vida, bajo el sol, en silencio.
El dolor y la tristeza envolvieron la escena. Otra familia rota. Otro nombre que se suma a la estadística. Otro episodio en esa crónica dolorosa de los caminos que día tras día, por imprudencia o por destino, nos arrebatan a los nuestros.
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