Bebé de un año y cinco meses sufre múltiples mordeduras en CDI por presunto descuido docente


La impotencia de una madre, la indignación de un pueblo y la investigación del ICBF marcan una historia de dolor que no debería repetirse.

Era una mañana común, como tantas otras, cuando una madre dejó a su pequeña hija de un año y cinco meses en el Centro de Desarrollo Infantil Altos de Salinas, confiando —como lo hacen miles de padres en todo el país— en que su niña estaría protegida, cuidada y feliz. Pero horas más tarde, esa misma madre recibiría una llamada que jamás imaginó: “Venga con urgencia al CDI”. Lo que encontró al llegar fue una escena que aún no puede creer.

Su hija, apenas una bebé, le fue entregada con el cuerpo cubierto de mordeduras. En el rostro, detrás de la oreja, en los brazos, en la espalda, en las piernas. Marcas profundas, señales de un momento de terror que nadie supo —o quiso— explicar.

“Nadie se tomó la molestia de llevarla al médico, ni de explicarme lo que realmente pasó. Solo dijeron que la profesora se ausentó cinco minutos para buscar agua en la alberca. ¿Cinco minutos bastaron para que mi hija fuera atacada sin que nadie la defendiera?”, relató la madre en redes sociales, junto a fotografías que estremecieron a la comunidad.

La publicación no tardó en hacerse viral. No solo por la crudeza de las imágenes, sino por el sentimiento de abandono que transmite su testimonio. “¿Qué clase de institución deja a bebés solos? ¿Qué clase de cuidado es ese? ¡Esto no es un accidente, esto es abandono!”, escribió, con rabia contenida y dolor evidente.

La versión que circula apunta a que, en ese momento, el aula estaba al cuidado de una auxiliar que cubría a una docente incapacitada. Una sala llena de niños, sin supervisión suficiente, sin garantías. Un escenario que terminó en tragedia emocional para una familia y un llamado de alerta para toda una comunidad.

La intervención del ICBF

Los padres trasladaron de inmediato a la menor al Hospital Armando Pabón López para su valoración médica. También interpusieron una queja formal ante el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad que respondió informando que investiga una posible negligencia por parte del personal del CDI. Como medida inicial, se solicitó el retiro preventivo de la agente educativa involucrada.

El ICBF también anunció una visita de supervisión por parte de su equipo de Aseguramiento a la Calidad, con el objetivo de verificar el cumplimiento de los protocolos establecidos en este tipo de unidades de servicio. Pero para la madre, esas acciones llegan tarde y con poco peso.

“El ICBF, que debería ser garante de los derechos de nuestros hijos, guarda un silencio vergonzoso. ¿Dónde están los responsables? ¿Dónde están las respuestas? ¿Dónde está la justicia?”, cuestiona con voz firme y mirada quebrada.

Y no se queda ahí. En medio del dolor, lanza un llamado a otros padres: “Hoy fui yo, hoy fue mi hija. Mañana puede ser el hijo de cualquiera. No podemos permitir más negligencia, más silencio, más impunidad. A los padres: vigilen, pregunten, exijan. No esperen a que sus hijos salgan heridos para darse cuenta de lo que está pasando en estos lugares que se suponen ‘seguros’”.


¿Quieres pautar

con nosotros?