El joven, conocido como ‘Carlito’, fue atacado a bala mientras estaba sentado en una banca del parque del barrio Juan 23. Su padre lo llevó con vida hasta la clínica, pero no sobrevivió.

Carlos Andrés Salas, ‘Carlito’ para los suyos, no alcanzó a levantarse de la banca del parque donde acostumbraba sentarse las tardes de los sábados. Allí, en ese mismo punto donde solía conversar con amigos y ver pasar la vida del barrio Juan 23, lo sorprendieron los disparos que no le dieron opción de correr, ni de reaccionar, ni de pedir auxilio.

Los sicarios llegaron en motocicleta, lo ubicaron y abrieron fuego sin decir una palabra. Un ataque directo, calculado y fulminante. Vecinos escucharon los disparos y corrieron, encontrando al joven tendido, aún con signos de vida. Su padre, desesperado, lo cargó como pudo y lo llevó hasta urgencias de la Clínica La Castellana.

Los médicos intentaron estabilizarlo, pero las heridas eran demasiado graves. Fue remitido a otro centro asistencial, donde los esfuerzos no bastaron. Minutos después, el pronóstico reservado se convirtió en la peor noticia: Carlos Andrés murió.

A las afueras del hospital, su familia se desplomó en llanto. No entendían cómo un joven que apenas estaba sentado en un parque terminó convertido en una víctima más de la violencia que azota a Santa Marta.

“Él no se metía con nadie”, repetía un familiar mientras recibía la noticia.

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La Policía revisa cámaras, entrevista a testigos y trata de reconstruir el recorrido de los asesinos.