La justicia confirmó una de las penas más altas en la región Caribe por feminicidio agravado.

Durante cinco años, la familia de Brenda Inés Pájaro Bruno esperó justicia. Hoy, esa espera termina con una sentencia contundente: 46 años de prisión para Tomás Manuel Maldonado Cera, alias El Satánico.

El Tribunal Superior de Barranquilla confirmó en segunda instancia la condena por el brutal feminicidio ocurrido en julio de 2018, cerrando un capítulo marcado por el horror, el dolor y las amenazas de impunidad.

Brenda desapareció el 25 de julio de 2018 tras realizar una diligencia en la Oficina de Notariado y Registro, en el norte de Barranquilla. La búsqueda fue intensa. Su familia, desesperada, denunció su desaparición ante los medios y encabezó jornadas de rastreo. Pero la esperanza se quebró un mes después, el 27 de agosto, cuando su cuerpo fue hallado en una zona enmontada del barrio Miramar.

Tenía marcas. No solo las del golpe en la cabeza, ni las que dejaron los signos de abuso sexual. En su cuerpo, el asesino dejó símbolos satánicos, un patrón que las autoridades relacionaron con otros crímenes no esclarecidos.

Las cámaras de seguridad fueron clave: captaron a Brenda caminando junto a Maldonado Cera por la calle 100. Apenas una hora después, él regresaba solo.

La Fiscalía presentó 157 pruebas y 39 testimonios. Todo apuntaba al mismo nombre. Maldonado lo negó, intentó dilatar el proceso, y estuvo a punto de quedar libre. Pero una medida de aseguramiento por otro caso lo mantuvo tras las rejas. De no ser por eso, el juicio habría terminado con un desenlace indignante.

La juez novena penal del circuito fue la primera en dictar la sentencia, en agosto de 2023. Ahora, el Tribunal Superior de Barranquilla ratifica ese fallo: 46 años de cárcel por feminicidio agravado, una de las condenas más severas impuestas en la región Caribe. Un castigo que, aunque no devuelve la vida de Brenda, marca un precedente en la lucha contra los feminicidios en Colombia.

Tomás Manuel Maldonado Cera es investigado por otros casos, entre ellos la desaparición de Yadira Martínez Gutiérrez en 2002. La sombra de sus crímenes aún se extiende por Barranquilla y más allá. Pero hoy, al menos por Brenda, la justicia ha hablado.