Alias Katerine y ‘El Negrito’, en la mira tras la masacre que estremeció a Ciénaga


La reciente matanza en un bar de Ciénaga dejó una advertencia criminal sobre dos señalados integrantes del Clan del Golfo. La guerra por el control del microtráfico y la extorsión en Ciénaga y Puebloviejo abre un nuevo capítulo de terror mientras la comunidad teme quedar atrapada en el fuego cruzado.

En Ciénaga, la violencia no da tregua. A las pocas horas de la masacre que sacudió un bar de la zona urbana, empezó a circular una advertencia directa: los próximos blancos serían alias Katerine y ‘El Negrito’, dos presuntos miembros del Clan del Golfo que, según fuentes extraoficiales, coordinan actividades de microtráfico y extorsión entre Ciénaga y Puebloviejo.
El mensaje corrió de esquina en esquina.

Los habitantes, curtidos por años de violencia, entendieron de inmediato que era más que un rumor. Era una sentencia.

“La pelea está prendida, va a correr más sangre”, se escuchó decir en voz baja entre comerciantes y mototaxistas que prefieren ni levantar la mirada cuando hablan del tema.

De acuerdo con versiones conocidas por este medio, Katerine y ‘El Negrito’ ya están sentenciados por la estructura que ejecutó la masacre. Serían ellos, según informantes de la zona, los encargados de mover cobros y distribución de sustancias en los dos municipios. Esa posición los habría convertido en objetivos inmediatos dentro de la vendetta que se libra por el control del territorio.

Las víctimas que dejó esta masacre fueron: Luis Alberto Cantillo Mejía, 28 años de Buenavista, residente en Tasajera; Antonio José Peláez Álvarez, 42 años de Sitionuevo y un hombre natural de la capital del Atlántico, que todavía no ha sido identificado por las autoridades. Mientras que uno de los heridos responde al nombre de Joaquín Segundo Cueto Mejía de 42 años, residente en Tasajera.

Hay miedo en la zona

Mientras los rumores se endurecían, también crecía el miedo. La población siente que camina sobre una línea invisible entre dos bandos que no dudan en matar para enviar mensajes. “Uno no sabe si quedarse en la casa o encerrarse más temprano. Aquí el que se atraviesa queda en la mitad sin deberla”, dijo un residente del barrio Abajo.

La Policía Metropolitana anunció que reforzará los operativos nocturnos, con controles en zonas de bares, verificación de antecedentes y presencia continua en los puntos donde se mueven estas estructuras. La medida busca evitar que la ola de retaliaciones se expanda en las próximas horas y termine cobrando nuevas víctimas inocentes.

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Pero en el bajo mundo ya corre otra versión: Katerine y ‘El Negrito’ no están en la zona. Habrían salido hace días intentando reorganizarse y preparar una respuesta al mensaje que dejó la masacre. Eso, lejos de tranquilizar, incrementa la tensión. Porque cuando un objetivo huye, la guerra se mueve con él.

La disputa entre estructuras que operan a sangre y fuego vuelve a teñir de miedo a Ciénaga y Puebloviejo. La masacre fue solo el aviso de un capítulo que apenas comienza, y ahora todos saben que la mira está puesta sobre ellos dos. La guerra no se detiene; solo cambia de rostro.


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