Alerta por aumento de casos de VIH en jóvenes: una epidemia silenciosa en la Costa Caribe


La ausencia de pruebas de detección temprana y la desinformación agravan la crisis del VIH en la región. Especialistas piden mayor inversión en prevención.

Las alarmas están encendidas. Aunque las cifras oficiales aún están en proceso de consolidación y se espera su publicación al cierre del primer trimestre de 2025, las autoridades sanitarias ya advierten un panorama inquietante: el número de contagios de VIH ha aumentado hasta en un 60% en comparación con el año anterior.

El dato que preocupa aún más es que la mayoría de los nuevos casos se concentran en la población joven, especialmente en hombres y mujeres entre los 21 y 29 años.

Las ciudades de la región Caribe que lideran la lista son: Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, epicentros de esta ola de contagios, y aunque no hay un único factor que explique el fenómeno, la falta de campañas de prevención y tamizaje ha sido uno de los puntos más criticados por especialistas en salud pública.

Un problema que crece en silencio
«Si lo hubiera sabido antes, mi historia sería diferente», dice Juan*, un joven de 25 años diagnosticado recientemente con VIH en Santa Marta.

Su caso es similar al de muchos otros: conoció a una persona en una fiesta, tuvieron relaciones sin protección y, meses después, recibió la noticia que cambió su vida. «Uno nunca piensa que le va a pasar hasta que le pasa», confiesa.

Las historias como la de Juan se repiten en Cartagena y Barranquilla, ciudades donde el turismo se ha disparado en los últimos años y, con ello, el contacto entre residentes y visitantes de diferentes partes del país y del extranjero.

Según las investigaciones preliminares, muchas de las personas contagiadas aseguran haber tenido relaciones sexuales con turistas o personas de otras ciudades sin protección, lo que ha contribuido a la propagación del virus en la población local.

El turismo y la falta de prevención, una combinación peligrosa

Los especialistas coinciden en que el incremento de los contagios no es un fenómeno aislado. En destinos turísticos como los de la Costa Caribe, las dinámicas sociales favorecen el contacto ocasional, las fiestas y el consumo de alcohol, factores que pueden llevar a conductas de riesgo. Sin embargo, el problema no radica solo en las decisiones individuales, sino en la falta de políticas públicas más contundentes para prevenir la expansión del virus.

«Las campañas de prevención han sido insuficientes. Hace falta más educación sexual en colegios, más acceso a pruebas rápidas y a métodos de protección», señala la doctora Carolina Mejía, infectóloga y experta en salud pública.

«El VIH ya no es una sentencia de muerte como antes, pero sigue siendo una enfermedad crónica que necesita tratamiento de por vida. Si no actuamos ahora, vamos a tener una crisis mucho más grande en los próximos años».

El silencio y el miedo como obstáculos

A pesar del avance en los tratamientos y la mayor disponibilidad de información sobre el VIH, el estigma sigue siendo un problema. Muchas personas temen hacerse la prueba por miedo a ser señaladas o juzgadas. «Cuando me dieron el resultado, lo primero que pensé fue en qué iban a decir los demás», admite Sofía*, una joven de 23 años de Cartagena. «Me tomó tiempo aceptar mi diagnóstico, pero hoy sé que lo más importante es cuidarme y cuidar a los demás».

Las autoridades insisten en la importancia de realizarse pruebas periódicas, especialmente para quienes tienen una vida sexual activa. Sin embargo, la falta de campañas masivas ha hecho que muchos jóvenes sigan viendo el VIH como algo lejano, como un problema de otros, hasta que les toca de cerca.

Una carrera contra el tiempo

Con un panorama preocupante y la promesa de cifras aún más alarmantes en los próximos meses, la pregunta es clara: ¿se está haciendo lo suficiente para frenar la propagación del VIH en la Costa Caribe?

Mientras las respuestas llegan, las historias de jóvenes como Juan y Sofía se suman a una estadística que sigue creciendo en silencio. La prevención y el acceso al diagnóstico temprano son claves, pero sin un esfuerzo conjunto de las autoridades, las instituciones de salud y la sociedad, la epidemia seguirá avanzando, dejando a su paso más vidas marcadas por el virus.

Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de los entrevistados.


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