Alerta en Colombia por sismo en Rusia: cierran playas y temen oleaje de hasta 3 metros


El terremoto de magnitud 8.8 en la península de Kamchatka encendió las alarmas en varios países del Pacífico. En Colombia, las autoridades ordenaron el cierre de playas y activaron protocolos de emergencia en Chocó, Nariño, Cauca y Valle del Cauca. El riesgo de tsunami mantiene en vilo a las poblaciones costeras.

El temblor ocurrió a miles de kilómetros, pero el miedo se siente en casa. En Colombia, la madrugada del martes se tornó inquieta tras conocerse el terremoto de 8.8 grados que sacudió la lejana región de Kamchatka, en Rusia. Aunque el epicentro se localizó a más de 18 kilómetros de profundidad en aguas del Pacífico, la posibilidad de un tsunami desató una respuesta inmediata del sistema de gestión de riesgo en el país.

Las alertas se encendieron con fuerza especialmente en las costas del Pacífico colombiano, donde las autoridades decidieron actuar con rapidez para evitar tragedias. Desde la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) se emitió un mensaje claro: evacuar playas, suspender actividades en el mar y estar atentos a cualquier señal de oleaje anómalo.

El Pacífico en vilo

Carlos Carrillo, director de la UNGRD, fue contundente: “Lo más urgente en este momento es Chocó y Nariño”. En estos departamentos, las playas fueron cerradas de manera preventiva desde las primeras horas de la mañana, ante la posibilidad de que olas de hasta tres metros de altura golpeen la costa.

Las sirenas no sonaron, pero las decisiones fueron firmes. En zonas de Bahía Solano, Tumaco y Guapi, el rumor de un posible tsunami se corrió con fuerza entre pescadores, comerciantes y pobladores. Algunos alcanzaron a recoger sus pertenencias. Otros, simplemente dejaron lo que estaban haciendo y se dirigieron hacia zonas altas.

La alerta también se extendió a sectores costeros de Cauca y Valle del Cauca. Aunque no se ha confirmado la llegada de olas anómalas, la UNGRD pidió no bajar la guardia. El monitoreo internacional sobre la evolución del mar continúa minuto a minuto.

Protocolos activados

La posibilidad de que las olas impacten las costas colombianas a partir de las 10:03 a. m. encendió todos los mecanismos de prevención. En los puertos, las autoridades suspendieron el zarpe de embarcaciones menores y ordenaron vigilancia permanente.

“Estamos en contacto con los organismos internacionales de vigilancia sísmica y oceánica para reaccionar de manera oportuna ante cualquier evolución”, explicó Carrillo. La prioridad es clara: evitar víctimas y actuar antes de que el mar pueda descontrolarse.

Los organismos de socorro, Defensa Civil, Cruz Roja, Bomberos y la Armada Nacional están en máxima alerta. Voluntarios recorren sectores vulnerables recordando a los pobladores la necesidad de alejarse del mar. Nadie quiere repetir historias pasadas en las que la fuerza del océano sorprendió sin aviso.

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Las autoridades han insistido en que, aunque el riesgo es latente, no hay que caer en el pánico. La información falsa circula con rapidez en redes sociales, y la desinformación podría generar más caos que el mismo fenómeno natural.

“La calma y la información verificada son claves en este momento”, reiteró la UNGRD. Mientras tanto, la población espera. Con incertidumbre, pero también con disciplina. Saben que el mar puede cambiar su rostro en cuestión de minutos.

Por ahora, las medidas se mantendrán hasta nuevo aviso. Solo cuando se descarte completamente cualquier amenaza, las playas volverán a recibir turistas, pescadores y niños con flotadores. Hasta entonces, el Pacífico colombiano se mantiene en guardia.


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