Ambas administraciones hicieron presencia en el barrio San Fernando con ayudas masivas para la gran cantidad de personas que lo perdieron todo por la avalancha que se originó durante las lluvias del pasado fin de semana.
Por primera vez, los habitantes de Santa Marta fueron testigos de un hecho inusual: el alcalde de la ciudad, Carlos Pinedo Cuello, y el gobernador del Magdalena, Rafael Martínez, unieron sus fuerzas en un mismo propósito, dejando a un lado diferencias políticas para trabajar en una sola causa.
La emergencia causada por la avalancha en el barrio San Fernando, que dejó 177 damnificados, fue el motivo que los llevó a colaborar y apoyar juntos a la comunidad afectada.
La noche del viernes, fuertes lluvias provocaron el desprendimiento de lodo y piedras de los cerros al norte de Santa Marta, afectando gravemente a los barrios San Fernando y Nacho Vives.
Las calles se llenaron de escombros, las viviendas quedaron dañadas y muchos perdieron sus enseres y pertenencias. La tragedia obligó a las familias afectadas a buscar refugio en casas de vecinos o familiares, mientras aguardaban apoyo para poder reconstruir sus vidas.
Así fue la atención de los gobiernos locales
La respuesta de la alcaldía y la gobernación no se hizo esperar. Brigadas de ambos gobiernos acudieron a San Fernando, llevando ayuda humanitaria y un mensaje de solidaridad.
El propio alcalde Pinedo Cuello lideró la comitiva del distrito, recorriendo las zonas afectadas y dialogando con los residentes, quienes expresaron su gratitud.
“Es la primera vez que vemos a un alcalde aquí que no es por campaña”, comentó un residente, visiblemente emocionado. Para ellos, la entrega de alimentos, colchones y ropa representó un bálsamo en medio de la tragedia.
Gobernación envió amplia brigada de asistencia
La Gobernación del Magdalena, por su parte, desplegó una brigada con un equipo médico que recorrió las casas atendiendo a la población más vulnerable, incluyendo a niños y adultos mayores, para prevenir enfermedades derivadas de la emergencia.
Además, entregaron 201 kits de aseo, alimentos y agua, al tiempo que equipos de maquinaria pesada limpiaban las calles de lodo y escombros, una labor crucial para el retorno a la normalidad.
Para muchos en San Fernando, esta fue una muestra de lo que significa una verdadera colaboración entre los gobiernos distrital y departamental. Los líderes de la comunidad y veedores ciudadanos destacaron el esfuerzo coordinado de ambas administraciones junto con el Puesto de Mando Unificado (PMU) y la Junta de Acción Comunal. Esta articulación no solo responde a la emergencia, sino que también envía un mensaje de esperanza y compromiso.
Las acciones también convocaron al sector privado, como la empresa Morano, que donó bloques de cemento para ayudar en la reconstrucción.
La alcaldía ha extendido el llamado a otras empresas y ciudadanos a unirse a esta causa, pues la necesidad de recursos para reconstruir las viviendas y recuperar la normalidad en San Fernando aún es grande.
Esta tragedia, aunque dolorosa, ha dejado una buena sensación de la intervención de las autoridades locales. En una ciudad donde las divisiones políticas suelen acaparar la atención, esta emergencia mostró que la solidaridad y el trabajo en equipo pueden ser una realidad, llevando alivio a cientos de familias que en esta ocasión han sentido respaldo de quienes los representan. Pero necesitan más.