A Yeimi la mataron en confitería donde trabajaba por su bebé; compañera quedó herida


Una posible extorsión al negocio sería una de las hipótesis de este atentado criminal contra dos mujeres.

La mataron mientras trabajaba. A plena luz del día, en medio del calor sofocante de Ciénaga, Yeimis Moreno Méndez cayó herida de muerte tras recibir varios disparos dentro de la confitería donde intentaba ganarse la vida. Tenía un hijo pequeño que ahora la esperará en vano en casa.

El asesino llegó como un cliente más. Fingió interés, se acercó al mostrador, y cuando logró tener a las dos trabajadoras a su alcance, disparó sin piedad. Junto a Yeimis también cayó herida su compañera y amiga, Yenis Loreno Arévalo. Luego huyó con su cómplice, que lo esperaba afuera en una moto.

Todo ocurrió en segundos, en un pequeño negocio ubicado en la carrera 17 entre calles 16 y 17, en el centro del municipio. Gente corriendo, gritos, sangre. Y una angustia colectiva que aún no se disipa.

Mientras los sicarios se esfumaban entre calles calientes y testigos aterrados, adentro se libraba una batalla por salvar a las dos jóvenes. Las subieron como pudieron a una moto y las llevaron a una clínica. Minutos después, los médicos confirmaron la noticia que rompió a su familia: Yeimis había muerto.

Tenía apenas 21 años. Era madre. Trabajaba para comprarle pañales y comida a su bebé. No tenía enemigos, aseguran entre lágrimas sus familiares. No entendían nada. Nadie entiende.

En Ciénaga se habla en voz baja. Se murmura que el negocio donde trabajaban era uno de los muchos que extorsionar en la zona. Que tal vez se negaron a pagar. Que ese fue el castigo. Y aunque aún no hay confirmación oficial, la hipótesis duele. Porque de ser así, ¿qué culpa tenía Yeimis?

Las autoridades investigan y la comunidad clama justicia. Pero el miedo sigue allí, agazapado. Porque en Ciénaga, donde la extorsión se ha vuelto ley y el silencio es una forma de sobrevivir, trabajar puede costar la vida.


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