El conductor de volqueta ignoró las señales de pare y quedó varado sobre la línea férrea. El tren, que se acercaba a gran velocidad, frenó a tiempo.

La escena parece sacada de una película de suspenso, pero ocurrió en la vida real, en la calurosa Aracataca, Magdalena. Un conductor de una volqueta decidió que podía ganarle al tren. Se acercaba al cruce férreo, las señales de pare eran claras, las barreras comenzaban a descender y un operario daba la orden de detenerse. Pero el hombre, confiado o quizás apurado, no se detuvo.

El motor del pesado camión no respondió como esperaba y, tras un par de sacudidas, quedó atravesado en las vías.

En ese mismo instante, a lo lejos, el silbido de la locomotora rompió el aire, anunciando su llegada. A bordo, el maquinista apenas alcanzó a ver el obstáculo y activó los frenos de emergencia. El tren viajaba a alta velocidad.

Faltaban apenas 200 metros para el impacto.

Un milagro sobre rieles

En el video que circula en redes sociales se escucha la desesperación de quienes presenciaron el hecho. “¡Muévete, muévete!”, grita alguien tras la cámara. La volqueta no avanzaba. Las ruedas parecían clavadas en la línea férrea. Cada segundo era una eternidad.

El maquinista seguía frenando. El tren, con todo su peso, no se detiene de inmediato. Al borde del colapso, el conductor de la volqueta logra echar reversa. El motor resopla, tiembla, pero esta vez responde. El vehículo retrocede lentamente y se libera del paso férreo segundos antes de lo que pudo ser un impacto brutal.

El tren se detiene finalmente, a escasos metros del punto de la tragedia. El silencio es sepulcral. Nadie lo dice en voz alta, pero todos lo piensan: fue un milagro.