Soldado magdalenense muere en fuego amigo en Arauca; su familia está destrozada


En el municipio de Santa Ana, los familiares esperan con dolor los restos del militar para despedirlo.

El soldado profesional Jairo Guillermo Arévalo Atencia, oriundo del municipio de Santa Ana, Magdalena, fue reportado como fallecido en las últimas horas por el Ejército Nacional.

Su muerte se produjo en un confuso incidente de fuego amigo en zona rural de Saravena, Arauca, en el que también perdió la vida su compañero, el soldado profesional Víctor Manuel González Aguilar.

Ambos militares pertenecían al Batallón de Operaciones Terrestres N.° 27 y, según información preliminar, fueron atacados por otro pelotón del Ejército que realizaba patrullajes en la zona en búsqueda de un cabecilla del ELN.

Al parecer, una falla en la comunicación generó que ambos pelotones se confundieran, lo que derivó en el intercambio de disparos.

El incidente también dejó cuatro militares heridos, quienes fueron trasladados a un centro médico especializado donde reciben atención.

El comandante del Ejército Nacional, general Luis Emilio Cardozo, lamentó la pérdida de los dos soldados y expresó su solidaridad con los uniformados heridos.
«Estamos brindando todo el apoyo a sus familias y hemos dispuesto una investigación para esclarecer lo ocurrido», afirmó el alto oficial a través de su cuenta de X.

El Ejército indicó que tropas de la Octava División, en cumplimiento del Plan de Operaciones Ayacucho Plus, se encontraban desarrollando maniobras tácticas cuando ocurrió el incidente. Se ha dispuesto el envío de una comisión de inspección al lugar para determinar con precisión las circunstancias del hecho.

La familia llora la muerte de soldado magdalenense
Mientras tanto, en Santa Ana, Magdalena, la familia de Arévalo Atencia enfrenta el dolor de su pérdida. Su mayor temor se hizo realidad con la llamada que confirmó su fallecimiento.

Con más de 10 años de servicio en el Ejército, Arévalo es recordado como un hombre comprometido con su país. Sus familiares y amigos esperan la llegada de su cuerpo para darle el último adiós como un héroe que ofrendó su vida por la patria.

Marlene Atencia, su madre entre lágrimas expresó: «Mi hijo era un hombre valiente y con un corazón enorme. Siempre me decía que su misión era servir a su país. Nunca imaginé que este día llegaría. El dolor que sentimos es inmenso».

Por su parte, su padre, Luis, con voz entrecortada dijo: «Se nos fue nuestro muchacho, nuestro orgullo. Jairo siempre quiso ser soldado y lo hizo con pasión. Nos queda el consuelo de que su sacrificio no será olvidado».


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