El ‘Ciclón’ no supo aprovechar la expulsión del arquero de Junior y terminó ofreciendo un juego plano, sin profundidad ni precisión en ataque.

El Unión Magdalena sigue sin dar la talla en la primera división. En un partido donde tuvo la ventaja numérica durante casi todo el encuentro, tras la expulsión tempranera del arquero Santiago Mele, el equipo samario no supo aprovechar la situación y terminó frustrando, una vez más, a su hinchada.

A pesar de la superioridad numérica, el ‘Ciclón Bananero’ careció de ideas ofensivas y fue incapaz de romper el bloque defensivo de Junior, que con dos líneas de cuatro y un juego basado en el contragolpe, resistió con esfuerzo y orden. Unión tuvo la posesión por momentos, pero sin profundidad ni precisión en sus llegadas.

Ruyeri Blanco botó cuatro claras 

Uno de los jugadores más señalados fue Ruyeri Blanco, quien contó con cuatro oportunidades claras para marcar, pero en todas falló. 

Su falta de contundencia reflejó el mayor problema del equipo: la ausencia de un ataque efectivo. La escuadra dirigida por Jorge Luis Pinto se mostró predecible, sin variantes tácticas ni alternativas que marcaran la diferencia en el último tercio del campo.

El entrenador no logró encontrar soluciones para romper el cerco defensivo rival, y Unión se limitó a tocar el balón sin profundidad, sin un plan claro para abrir espacios.

El penal no pitado y la polémica arbitral

El partido también estuvo marcado por la controversia arbitral. Wilmar Roldán dejó de sancionar un claro penalti a favor del Unión por una mano dentro del área de un jugador juniorista. Una decisión que generó molestia en los jugadores y la afición samaria, quienes vieron cómo se les escapaba una oportunidad de oro para ponerse en ventaja.

Una hinchada decepcionada y un equipo sin rumbo

Al final, el empate dejó un sabor amargo en los hinchas del ‘Ciclón’, que esperaban una mejor actuación de su equipo, sobre todo con un hombre más en la cancha. 

La falta de ambición y creatividad ofensiva generó frustración en las tribunas, reafirmando la sensación de que Unión Magdalena no muestra nivel suficiente para competir en la primera división.

A pesar del mal resultado, el equipo lució con orgullo en su camiseta el patrocinio de Cerveza Águila, una marca que ha acompañado distintos capítulos de la historia del club. Sin embargo, ni la nostalgia por épocas pasadas ni el apoyo comercial bastan para ocultar la realidad: el Unión sigue siendo un equipo sin identidad, sin ideas y, lo más preocupante, sin respuestas dentro del campo.