En su vivienda se hallaron armas, radios de comunicación, dinero en efectivo y tres serpientes venenosas, elementos que reflejan el poder y la intimidación con que operaba este heredero de un legado criminal.
La tranquilidad del barrio Tayrona de Santa Marta se quebró con el súbito movimiento de patrullas y el sonido de las órdenes firmes de los agentes de la Policía. En esa diligencia, Helber Jiménez, un hombre que, según las autoridades, se dedicaba a mover dinero para las Autodefensas Conquistadores de la Sierra (ACSN), fue capturado en un operativo que no solo reveló el alcance de su poder, sino también las sombras de un legado familiar marcado por la criminalidad.
Helber, conocido entre algunos como “el hijo de ‘El Perro’”, no era un extraño en el mundo de las autodefensas. Su padre, un criminal de alto perfil de la ACSN, cumple actualmente una condena por concierto para delinquir.
Para muchos, este arresto refuerza la impresión de que el legado de la violencia y el crimen ha pasado de generación en generación, como una herencia oscura que Helber parecía haber aceptado sin reservas.
Durante el allanamiento, la Policía encontró en su residencia una inquietante colección de objetos que parecían confirmar su implicación en actividades ilícitas.Un revólver, tres armas calibre 38, una pistola traumática calibre 9 mm, seis radios de comunicación y dinero en efectivo reposaban en la vivienda, junto a un detalle que sorprendió incluso a los agentes: tres serpientes venenosas que, según las investigaciones, podrían haber servido como una forma de intimidación, un método tan inusual como efectivo en el mundo de las deudas que él administraba.
La modalidad de préstamo gota a gota que Helber gestionaba es conocida por ser una red de préstamos de pago diario, un sistema en el cual cualquier incumplimiento no se recibe con amabilidad.
Para quienes caían en su red, los atrasos en los pagos podían llevar a amenazas, una presión que iba mucho más allá de lo financiero y que, en Santa Marta, había dejado una marca en varios sectores vulnerables.
La Policía asegura que Helber no solo movía dinero, sino que era pieza clave para mantener el flujo de recursos que sustentaba las operaciones de las ACSN en la ciudad.
El rostro de Helber, al ser llevado ante las cámaras, permanecía impasible, tal vez acostumbrado a la tensión que rodea el mundo en el que había crecido. Pero la historia de este hombre, de apenas 34 años, es también la historia de una cadena inquebrantable de violencia, de una vida marcada por la imagen de un padre que ya estaba en la cárcel y de un entorno donde el crimen parecía ser una opción natural.
Comunidad sorprendida con la captura
Mientras la comunidad observaba el despliegue policial, algunos vecinos miraban con indiferencia, otros con curiosidad, y algunos pocos con una mezcla de alivio y temor.
El destino de Helber ahora depende de las decisiones de un juez, quien evaluará las pruebas y decidirá si el hijo de ‘El Perro’ seguirá tras las rejas, siguiendo los pasos de su padre.
La captura de Helber Jiménez marca, para muchos, una pausa en el ciclo delictivo de las ACSN en Santa Marta. No obstante, para otros, este evento no es más que un capítulo en la larga historia de un barrio y una ciudad donde los apellidos y el legado pueden ser, en ocasiones, tan ineludibles como el crimen mismo.