El único sobreviviente, ahora con 17 años, aún revive el trauma de aquella fatídica noche, mientras el empresario Enrique Vives, responsable del accidente, ha retomado su vida empresarial tras cumplir parte de su condena.
Hace tres años, el 13 de septiembre de 2021, el sector de Gaira, fue escenario de una tragedia que dejó una marca imborrable en toda la comunidad. Aquella noche, seis jóvenes perdieron la vida cuando fueron arrollados por el empresario Enrique Vives Caballero, quien conducía bajo los efectos del alcohol.
Hoy, el único sobreviviente, que entonces tenía 14 años y celebraba su cumpleaños junto a sus amigos, recuerda con profundo dolor el accidente que cambió su vida para siempre.
El grupo de amigos había pasado la tarde juntos, compartiendo en un ambiente festivo, sin imaginar que unas horas después todo terminaría en desastre.
Al caminar por la carretera Troncal del Caribe en dirección a su próxima parada, fueron alcanzados por la camioneta de Vives, quien manejaba a alta velocidad.
El choque fue devastador. El impacto no solo cobró la vida de seis jóvenes, sino que destrozó los sueños de sus familias y dejó a Gaira sumida en el luto.
Un accidente que dejó huellas dolorosas
El menor sobreviviente, que ahora tiene 17 años, aún lleva consigo las cicatrices emocionales y físicas de ese fatídico día.
Las noches son difíciles y el recuerdo de sus amigos lo acompaña constantemente. “Era mi cumpleaños… y no sé por qué fui el único que sobrevivió. Se trató de un milagro”, menciona en medio de la tristeza.
Su vida ha estado marcada por el trauma de haber visto partir a quienes compartían su vida cotidiana, en un instante que parecía ser de alegría.
¿Qué pasó con Enrique Vives?
Por su parte, el empresario Enrique Vives fue condenado a siete años y seis meses de prisión domiciliaria por homicidio culposo, pero con el paso del tiempo ha logrado retomar su vida laboral gracias a los permisos que le fueron otorgados.
A pesar de su condena, la imagen de Vives poco a poco ha regresado a los escenarios empresariales, generando un sentimiento de injusticia entre las familias de las víctimas, que esperaban un castigo ejemplar para evitar que una tragedia similar se repita.
La tragedia de Gaira dejó una herida profunda, que ni el tiempo ni las reparaciones económicas podrán sanar. Cada 13 de septiembre, Gaira revive el dolor y el vacío que dejó aquel día, con la esperanza de que la memoria de las víctimas sirva para que algo así no vuelva a ocurrir.