La víctima estaba por pagar una millonaria multa de tránsito cuando un amigo que se ofreció a ayudarle con el trámite, terminó quitándole la vida para quedarse con el dinero.
Juan Sebastián Samboní Lasso, un joven de 23 años estudiante de arquitectura en Popayán, salió de su casa tras recibir una llamada inesperada. Antes de irse, le aseguró a su madre que regresaría rápido. Sin embargo, lo que parecía una salida breve se convirtió en el último día en que su familia lo vería con vida.
Horas más tarde, gracias al sistema de rastreo del GPS de la camioneta en la que se había marchado, su madre, Olga Lucía Lasso, junto con uno de sus empleados, localizaron el vehículo.
Cuando regresaron al sitio acompañados de las autoridades, Olga fue quien descubrió a su hijo sin vida dentro del automóvil, junto a varias pistas que indicaban que había sido asesinado.
Aunque su vida parecía transcurrir con normalidad, Juan Sebastián tenía un problema económico importante: debía una multa de tránsito que superaba los 50 millones de pesos.
Su madre le había entregado la cantidad necesaria para saldar esa deuda, pero además de su desaparición, ese dinero también se esfumó.
La investigación señaló rápidamente a Daniel Fernando Espinosa Ruano, un amigo cercano de la víctima, quien había ofrecido su ayuda para gestionar el pago de la multa. Lo que parecía un acto de apoyo se convirtió en un trágico engaño, pues las autoridades concluyeron que Espinosa fue el responsable de la muerte de Juan Sebastián.
El vínculo de confianza entre ambos facilitó que el asesino ejecutara su plan sin levantar sospechas. Juan Sebastián confiaba plenamente en Daniel, lo que hizo más dolorosa la traición que condujo a su trágico final.
A más de un año del suceso, la historia de Juan Sebastián sigue siendo un doloroso recordatorio de que, en ocasiones, quienes parecen cercanos pueden ser quienes nos lastimen de la forma más inesperada.
