A plena luz del día y frente a decenas de personas, una menor se ahogaba en silencio. La rápida intervención de la uniformada impidió una tragedia.

A las 3:07 de la tarde, en una piscina del centro recreativo de La Pintada, Antioquia, una niña comenzó a ahogarse sin que nadie se diera cuenta. Se hundió en silencio durante una actividad institucional del Día Internacional de la Discapacidad. Había familias, uniformados y coordinadores alrededor, pero ninguno vio el cuerpo de la menor desaparecer bajo el agua.

La primera en detectarlo fue la patrullera Stefanny Zapata, del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia. No esperó avisar a alguien más ni reaccionó con dudas. Vio a la niña hundiéndose y actuó.

En segundos se quitó el cinturón multipropósito —que podía arrastrarla al fondo—, corrió hasta el borde y se lanzó a la piscina. Se sumergió, la sujetó por debajo de los brazos y la impulsó hacia la superficie con fuerza, evitando que la menor perdiera el conocimiento bajo el agua.

Al salir, Zapata no dio por terminado el rescate. Tomó a la niña, la puso a salvo y comenzó a aplicar primeros auxilios para recuperar su respiración. La estabilizó mientras llegaban los equipos médicos. Su reacción exacta en el momento preciso frenó lo que ya era una emergencia en curso.
—“Actué convencida de proteger a la menor y evitar una tragedia”, dijo la patrullera.

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La Policía Nacional destacó el hecho y fue clara: hoy la niña está viva porque Zapata fue la única que vio el peligro a tiempo y la única que se lanzó sin titubeos.