La mujer, madre cabeza de hogar, recibió un balazo en el pecho mientras trabajaba. El agresor le gritó “hoy te vas a morir” antes de jalar el gatillo. Las autoridades indagan si el ataque se dio por una deuda mínima que jamás justificará la brutalidad.

En la ciudad de Riohacha, Luisa Fernández, una vendedora de tintos que todos conocen por trabajar de sol a sol para sostener a sus hijos, fue atacada a sangre fría. No hubo discusión, no hubo pelea, no hubo oportunidad de nada. Solo un hombre bajándose de una moto roja, caminando directo hacia ella y soltando una sentencia: “Hoy te vas a morir”.

Luisa estaba sirviendo café a uno de sus clientes cuando el pistolero le apuntó al pecho y disparó. Cayó de inmediato. El atacante escapó acelerando, como si la vida que estaba dejando tirada en el pavimento valiera menos que cualquier otra cosa.

Los vecinos corrieron a auxiliarla, subiéndola como pudieron a un vehículo para llevarla al hospital. Hoy permanece en la UCI, aferrándose a la vida mientras sus hijos esperan noticias.

Las primeras versiones apuntan a una razón tan absurda como violenta: una deuda de 100 mil pesos que ella no había logrado pagar. Cien mil pesos que, según los familiares de Luisa, ni siquiera eran un conflicto real. Una cifra que no alcanza para pagar un mercado y que jamás podrá justificar un intento de homicidio.

Luisa se dedicaba únicamente a trabajar. No tenía problemas con nadie, no debía favores a nadie y, según quienes la conocen, era una mujer centrada en sacar adelante a sus hijos vendiendo tinto desde muy temprano.

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La Policía recopila testimonios para confirmar si el ataque está relacionado con esa supuesta deuda o si detrás hay otra motivación. Lo único claro es que un hombre tomó la decisión de disparar, y una madre trabajadora hoy pelea por seguir viva.