
A la cárcel el campesino acusado de asesinar a una bebé obsesionado por su mamá; negó todo ante el juez
El hombre de 48 años conocido en Plato, fue enviado a la cárcel señalado de asesinar con un arma blanca a una bebé de un año en una finca del corregimiento de Apure. La Fiscalía lo acusa de cometer el crimen como represalia porque la madre —una adolescente de 15 años— se negó a sus insinuaciones.
El nombre de Omar José Castellar de Oro genera un ambiente de repudio en Plato, Nueva Granada y los caseríos cercanos. Hasta hace poco era visto como un campesino más, de esos que trabajan de finca en finca sin llamar la atención. Hoy, su sola mención despierta rechazo, rabia y malos comentarios.
La historia que lo tiene tras las rejas estremeció a toda la región.
El 22 de noviembre, en una finca del corregimiento de Apure, sucedió un crimen atroz que ni los más viejos recuerdan algo parecido. Una bebé de apenas un año fue encontrada sin vida, con una herida mortal en el cuello. La primera en verla fue su madre, una adolescente de 15 años, que entró al cuarto esperando hallar a su pequeña durmiendo… y en su lugar encontró una escena desgarradora que la marcó para siempre.
Los gritos alertaron a todo el predio. Entre el caos, los trabajadores dijeron lo mismo: al único que vieron entrar y salir fue a Omar. Esa pista bastó para que la Policía lo interceptara a pocos metros, nervioso, inquieto, negándolo todo desde el primer momento. No aceptó cargos, se declaró inocente y repitió una y otra vez que no tenía nada que ver.
Pero para la Fiscalía el rompecabezas estaba armado. Testimonios, rastros, momentos clave y la presencia exclusiva del hombre en el sitio del crimen fueron elementos suficientes para imputarle homicidio agravado. El juez avaló el material probatorio y ordenó enviarlo a la cárcel mientras avanza el proceso.
La comunidad, sin embargo, ya había hecho su propio juicio.
Según vecinos y trabajadores de la zona, Omar tenía una obsesión enfermiza con la joven madre. Le insistía que lo besara, que estuvieran juntos, que le hiciera caso. Ella siempre lo rechazó. Para los investigadores, ese rechazo habría sido el detonante de su represalia más brutal: matar a la bebé.
La niña fue sepultada en Nueva Granada, acompañada por un pueblo en silencio, con el dolor atragantado y la incredulidad de saber que alguien capaz de cargar bultos y ordeñar vacas pudiera cometer algo así. Mientras tanto, Omar, de 48 años, permanece recluido y esperando juicio por un crimen que nadie en la zona podrá olvidar.
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A la adolescente, en cambio, le quedó una herida imposible de cerrar: la pérdida de su hija y el recuerdo del instante en que el mundo se le vino abajo en un cuarto que solo debía tener juguetes, cobijas y sueños de niña.
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