Niño de 9 años murió tras ingerir una pastilla de colores encontrada en un parque


El menor jugaba con sus hermanos en un parque de Medellín cuando ocurrió la tragedia. Medicina Legal analiza qué sustancia le arrebató la vida.

Mathías Serna, de 9 años, encontró una pastilla rosada tirada en un parque y la ingirió. Minutos después estaba convulsionando. Horas después estaba muerto.

El hecho ocurrió en el barrio Jardín de Manrique, en Medellín, donde el niño jugaba con sus tres hermanitos bajo el cuidado de su madrastra. Todo era normal hasta que Mathías vio una bolsita transparente con una pastilla colorida adentro. Pensó que era dulce. La abrió. La probó. Nadie lo vio. Nadie imaginó lo que vendría.

A los pocos minutos empezó a sentirse mal. Primero mareos, luego un dolor intenso y una desorientación que lo obligó a detener el juego. Corrió hacia donde la madrastra y le dijo que había comido algo que encontró en el parque.

La familia reaccionó de inmediato. Lo tomó en brazos y salió corriendo, en busca de ayuda. Pero a las cuatro de la tarde el niño ya estaba convulsionando, con signos claros de intoxicación severa.

Fue llevado de urgencia al Hospital Infantil Concejo de Medellín. La familia sostuvo la esperanza hasta el último segundo, pero la sustancia —que aún analiza Medicina Legal— ya había hecho un daño irreversible.
Mathías murió poco después de ingresar.

El dolor de la familia quedó resumido en las palabras de su padrino, Jhon Byron Escudero, quien relató lo que nadie quiere repetir:

“Estaban en un parquecito, jugando con la madrastra y tres hermanitos. No se sabe cómo encontró la bolsa. Lo cierto fue que la consumió y desafortunadamente terminó este desenlace así”.

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Hoy, el cuerpo del niño permanece en Medicina Legal mientras se determina qué sustancia lo envenenó. Ningún dictamen técnico logrará explicar por qué una pastilla de colores, un objeto mínimo e inofensivo a los ojos de un niño, fue suficiente para acabar con una vida que apenas empezaba.


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