
Sicario entró a micromercado a asesinar a ‘El Enano’ y al no encontrarlo le mató a su mujer, una reconocida docente
La profesora de 30 años fue asesinada de dos disparos en el pecho cuando un sicario irrumpió en un micromercado de Kennedy buscando a su pareja, alias El Enano. El hombre huyó al enterarse de que lo iban a matar y dejó a la mujer expuesta al ataque. El agresor, frustrado por no hallarlo, descargó su ira contra ella.
El sicario no vino a hablar. Llegó buscando a un hombre y, al no encontrarlo, decidió matar a la mujer que tenía al frente. Así cayó Yurani Yessenia Cárdenas Sierra, una docente de 30 años, asesinada a sangre fría en pleno barrio Las Hamacas, en Kennedy, Bucaramanga.
Todo ocurrió en segundos, justo en la calle 26N con carrera 12, frente a un micromercado donde la joven permanecía minutos después de que su pareja desapareciera del lugar.
Según los testigos, Yurani estaba con su compañero sentimental, Edinsson Muñoz —mejor conocido como alias El Enano— cuando este recibió un aviso: “van por usted”. No esperó a confirmarlo. Salió corriendo, dejó a Yurani ahí, expuesta, sin advertirle nada. Ella no sabía que su vida quedaba colgando de un hilo.
Minutos después apareció un hombre armado, identificado por las autoridades como alias Coco. Llegó alterado, rabioso, preguntando por El Enano. No lo encontró. Pero sí vio a Yurani. La reconoció. Entendió que era la pareja del hombre que buscaba. Y sin medir palabra ni dudar un segundo le apuntó directamente al pecho. Dos disparos certeros, a quemarropa, frente a otros vecinos que quedaron paralizados sin poder reaccionar.
Tras el ataque, Coco huyó a toda velocidad por las calles del sector. Los vecinos, desesperados, cargaron a Yurani y la llevaron al Hospital Local del Norte. Entró a reanimación, pero la herida en el pecho era devastadora y los médicos no lograron salvarla. Minutos después fue declarada muerta.
Su familia no entiende nada. Aseguran que Yurani jamás habló de amenazas, ni imaginaban que el hombre con el que convivía estaba metido en problemas.
“Siempre nos dijo que él trabajaba en el comercio, que era una buena persona. Nunca pensamos que la estaba exponiendo a esto”, lamentó un allegado.
Su muerte golpeó fuerte a la comunidad. Yurani era docente, querida en el sector, dedicada a niños y jóvenes que hoy no logran entender cómo la violencia le arrebató la vida por un conflicto que no era el suyo. Una mujer ajena al mundo criminal pagó con su vida la guerra que otros decidieron librar.
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Mientras tanto, el hombre que debía cuidarla huyó antes de que el peligro llegara. Y el sicario, incapaz de encontrar a su objetivo, reaccionó con la brutalidad más cobarde: uere a quien no tenía nada que ver.
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