
Sicariatos sacuden Santa Marta con 15 muertos en noviembre; no hubo ni un solo capturado por los homicidios
Santa Marta cerró noviembre con 15 asesinatos, cinco de ellos ocurridos en apenas 48 horas. Los crímenes se concentraron en barrios golpeados por la disputa entre grupos armados, mientras las autoridades siguen sin dar respuestas ni capturas.
Noviembre no terminó: lo terminaron. Quince vidas apagadas a bala, cinco de ellas en los últimos dos días, volvieron a dejar claro que en Santa Marta la guerra criminal no descansa ni siquiera en vísperas de diciembre. La ciudad recibió el último día del mes con el conteo de muertos encima y con la sensación amarga de que la violencia volvió a imponerse en las calles.
Durante treinta días, los ataques sicariales marcaron la agenda diaria. Cada reporte policial repetía la misma estructura: un hombre baleado, un joven acribillado, una moto usada como vehículo de escape, vecinos atemorizados y ninguna captura. Así se armó la estadística que hoy preocupa a las comunidades y expone un territorio donde los grupos de Autodefensas siguen disputándose el control por sectores estratégicos.
La distribución de los crímenes dejó un patrón contundente. Diez de los asesinatos se concentraron en cuatro barrios que ya parecen condenados a aparecer en cada informe: tres casos en La Paz, tres en Divino Niño, dos en Gaira y dos en Cristo Rey. Los otros cinco ocurrieron dispersos en El Paraíso, Cerro de las Tres Cruces, Villa Betel, Juan XXIII y Altos de Bahía Concha. En todos, la escena fue la misma: hombres jóvenes, la mayoría con antecedentes o viejas rencillas, convertidos en objetivos de una guerra que viene creciendo sin freno.
El fin de semana final de noviembre fue el golpe más duro. En 48 horas, cinco personas fueron asesinadas en distintas zonas de la ciudad, un ritmo de muertes que prendió las alarmas entre líderes comunales que sienten que cada noche puede convertirse en el siguiente conteo macabro.
A pesar de la gravedad del panorama, las autoridades no han logrado un solo avance significativo. No hay capturas, no hay identificados, no hay explicación oficial sobre los móviles. Lo único que se ha filtrado es que varias de las víctimas tenían anotaciones judiciales, lo que abre la puerta a hipótesis sobre ajustes de cuentas, pero ninguna línea ha sido confirmada públicamente.
Diciembre arranca con un contraste brutal. Mientras los barrios empiezan a colgar luces, montar pesebres y organizar novenas, la ciudad carga el peso de un noviembre teñido de sangre. Y aunque las festividades ya asoman en las calles, para muchas familias y sectores golpeados por la violencia la pregunta es la misma: ¿cuántas muertes más habrá que sumar antes de que llegue una respuesta?
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